Parte 23.

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En la bruma onírica notó unos pies entrelazados con los suyos y sintió nostalgia por los años en el colegio de Siracusa, cuando solía dormir con Lauren todas las noches.

¡Lauren!

¡Mierda!

Los recuerdos de la madrugada se le echaron encima, en cadena, y creyó que el corazón se le iba a salir del pecho nuevamente, más cuando sintió a Lauren moverse a su lado. Se quedó quieta fingiendo que dormía y a los pocos minutos, pudo notar que salía de la cama y que entró en el cuarto de baño.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

Ni en sus sueños más febriles había vislumbrado vivir lo que inició Lauren esa madrugada, sin embargo, había sucedido. Sin tiempos de verdad, ni para hablar. Por los misterios de la vida, Lauren le había hecho sentir la gloria misma en su primera vez. Los besos, las caricias, la mirada, su olor, su sabor...

¡Dios!

No sabía lo que seguía y el temor la hizo su presa.  Quería una vida juntas, lo deseaba desde que se hizo consiente de su amor por ella, pero ella otrora le dijo que no podía pasar nada. Si esta vez volvía a decirle que eso estaba mal, que tenían que alejarse, le dolería hasta la muerte, pero duelen más los tiempos que no se viven, eso lo tenía claro. Estaba segura que esa madrugada tan mágica, tan perfecta, la de su primera vez, valía el dolor que viniera después, incluso si la dejaba desahuciada. 

"Ella, mi amor imposible. Ella, mi primera vez. Ella, el amor que vivió el día que se olvidó la razón", escribiría esa noche en su agenda de notas.

_¿Todavía duermes? 

La pregunta, pronunciada en voz baja, la sacó de sus elucubraciones y siguiendo su actuación, se removió en la cama perezosamente y abrió los ojos despacio para encontrarse con los ojos de ella.

_Hey. -La saludó con una sonrisa tierna.

Camila le sonrió de vuelta y acomodó las sábanas para cubrir su cuerpo desnudo.

_¿Tienes mucho sueño todavía? -Volvió a preguntarle Lauren, con suavidad, a la vez que le acariciaba la mejilla.

Camila estaba nerviosa, confundida, tan invadida por sus inseguridades que no sabía bien cómo proceder y solo atinó a encogerse de hombros e intentó estirar sus brazos para deshacerse de la somnolencia.

_¿Ya te bañaste? -Prefirió preguntarle cuando notó que Lauren tenía el cabello húmedo y percibió el aroma de su champú.

_Me habría gustado permanecer más tiempo en la cama. -Le siguió hablando con suavidad. _Pero tengo que ir hasta la empresa.

Camila tuvo que esforzarse para recordar en qué día estaba.

_¿Hoy? -Inquirió cuando pudo inferir que era domingo.

Lauren asintió con la cabeza e hizo un gesto de disgusto.

_¿Quiéres acompañarme? -Le dijo nuevamente acariciándole la mejilla, no quería que pensara que estaba usando una excusa para huir de ella.

Camila negó con la cabeza. Si atendiera a su corazón, la acompañaría hasta el fin del mundo, de ser necesario. Pero su juicio, su sentido común, su razón sabían que tenía que volver a casa. Era la primera vez que no llegaba a dormir y seguramente la iban a someter a un interrogatorio, más por como estaban las cosas con su padre.

_No puedo. -Se negó. _Mi madre se pondrá loca si no regreso pronto.

Lauren se rio y asintió entendiendo la situación, porque sabía por lo que le contaba Camila, que su madre era sobreprotectora y su padre una especie de tirano.

SeculorumWhere stories live. Discover now