Parte 14.

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Las seis semanas que quedaban para el fin del curso transcurrieron a toda velocidad. Camila, como ya era costumbre, teniendo que esforzarse en sacar notas extras en materias que no le gustaban y siendo sobresaliente en lo que sí era lo suyo, como literatura, filosofía e historia. Lauren a diferencia de Camila, siempre había sido una buena alumna en todas las materias, y no se preocupaba por las notas finales porque siempre estaba obteniendo la excelencia, y aunque no tenía que sobre exigirse al final, como estaba próxima a la graduación, su tiempo estaba ocupado con los eventos del colegio para ellas, generalmente en seminarios sobre temas que el colegio considera importantes para los universitarios, o en cenas de despedida de los equipos a los que pertenecían las chicas, o almuerzo de despedida con las asociaciones de padres, o de maestros. Graduarse era todo un proceso y la despedida de las chicas se hacía en grande.

En medio de esos días convulsionados, Camila tuvo poco tiempo para ver o hablar con Lauren, sobre todo porque ambas, sin un acuerdo previo, habían preferido no volver al refugio. Y Porque debido a las actividades de Lauren, a veces llegaba tarde a la habitación ya cuando Camila estaba dormida. 

La menor la estaba pasando mal. Extrañaba a Lauren constantemente, pero más en las noches cuando al acostarse, aún dormida, buscaba los pies de ella con los suyos. Y era que cuando dormían juntas, al comienzo de la noche Lauren se ubicaba detrás de ella y la abrazaba. Con las horas, cada una se acomodaba hacia un costado diferente, pero permanecían juntas entrelazando los pies. Y esos pies ya no estaban. Y dormir sin ellos era un tormento.

Las llamadas diarias a su madre evitaron que cayera al abismo, sus palabras llenas de amor le daban fuerza, aunque las conversaciones fueran casuales y no necesariamente centradas en sus sentimientos por Lauren. Esos sentimientos los plasmaba en su agenda de notas, en donde asiduamente volcaba todas sus emociones, tratando de exorcizarse. 

El lunes, cuatro días antes de la graduación, una noche cuando Camila entró a la habitación, encontró a Lauren sentada en la cama con un montón de sobres esparcidos.

_Este es tuyo. -Le dijo la mayor, extendiéndole uno de los sobres que Camila tomó de inmediato. _Mi mamá y mi hermana me van a hacer una fiesta cuando regrese a New York y me gustaría que asistieras. -Terminó por decirle con algo de nerviosismo.

Camila abrió el sobre y leyó la tarjeta mientras buscaba qué decir, porque en esos momentos una película pasó por su cabeza: la de Lauren rodeada con sus amigos y sus novios y era algo que no quería volver a ver.

Con calma, metió nuevamente la tarjeta en el sobre y lo depositó sobre su buró.

_Gracias por invitarme. -Le dijo con serenidad. _Pero no sé si pueda ir porque mis padres consideran que no tengo edad para ir a fiestas.

_Lo sé, pero antes de la fiesta va a haber una cena. -Le aclaró. _Quizá para eso si te den permiso.

Camila se encogió de hombros y se dispuso a ponerse el pijama.

_Le preguntaré a mis padres. -Le dijo, queriéndole restar importancia.

Lauren recogió los sobres restantes y los metió en la mochila mientras de reojo observaba a Camila, quien parecía más fría y distante que nunca.

_¿Podemos hablar? -Resolvió pedirle la mayor, que no estaba acostumbrada a esa indiferencia de Camila.

_Sí. -Le dijo la menor sin siquiera mirarla. -Dime.

Lauren miró al par de hermanas con las que compartía habitación y luego centró sus ojos en Camila.

_¿Podemos hacerlo debajo de las cobijas? Se refería a hablar en susurros como lo hicieron cientos de veces, para que nadie más escuchara.

SeculorumWhere stories live. Discover now