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El sol le llevaba pegando en los ojos hace ya algunos minutos pero se negaba a abrirlos, sabía que sucedía y que ese dolor de cabeza tenía causa y era todo lo que tomó ayer cegado por la frustración y el enojo.

No se quejaría porque el plan era ese, ir despejarse y quizás pasarse de algunos tragos para poder olvidarse de todo, pero en sus vagos recuerdos aún persistían los lamentos que soltaba a mitad de la calle. Así que ya había tomado lo suficiente para hacer algunas idioteces, como salirse de la fiesta sin avisarle a Bakugō para regresar a su casa por el camino largo, eso solo para toparse la casa de Todoroki y observarla de reojo recordando cuando había ido; ni siquiera sabe cómo es que había llegado a salvo a su casa y como siquiera se metió a la cama, esperaba despertar en algún callejón o una banca en la plaza, hasta en la orilla de la playa revolcado en arena.  

Pero sentía suaves cobijas y una superficie que a pesar de que no era esponjosa era cómoda, le dolía la cabeza, tenía la boca pastosa y apestosa y seguramente ahorita que se parara le darían ganas de vomitar, pero sentía que había dormido como un maldito bebé en cuna.

Abrazando una acolchonada almohada con un delicioso olor a rosas.

Rosas rojas recién cortadas del campo llenas de rocío mañanero, como las de cierto omega que quería olvidar.

Shōto, ¿había tenido un sueño con él? Recuerda vagamente su presencia, el olor a rosas le hacía recordar su llamado asustado.

Entonces aún dormitando frunce el ceño recapitulando, que la noche anterior había escuchado su llamado y aunque se escuchaba lejano le aturdía en los oídos y había corrido guiado por sus instintos, luego sus gritos desesperados y un viejo alfa ebrio, Shōto  estaba en peligro y le había llamado.

Jadea y se levanta abruptamente cuando se da cuenta de lo qué pasó ayer.

¿Si había ayudado? ¿Había salvado a Shōto? ¿Lo había hecho bien esta vez? ¿O se había ido y dejándolo a su suerte? Con ese alfa, en un callejón solitario y oscuro.

"Mierda" maldice internamente tomando sus cabellos jalándolos hacia atrás, sintiendo impotencia por lo que había visto, recuerda haberse enojado hasta el punto que no recuerda mucho porque su interior casi actuó por su cuenta. 

"¿Y si le hice daño sin querer?" Se mira las manos, rojizas y magulladas por golpear a alguien.

Estaba por pararse para poder hacer algo al respecto, pero se congela cuando escucha un leve quejido somnoliento a su lado, parpadea reaccionando que no estaba en su cama, ni en su casa, la gran habitación forrada de tatami, sobre un futón cómodo y solo llevaba su pantalón puesto. Rápido mira hacia su lado y puede ver otro futón donde descansa él omega, solo ve su cabellos reposar sobre su almohada pues le daba la espalda mientras dormía, sano y salvo.

Suspira de cierta forma aliviado de verlo ahí, antes de preguntarse cómo habían llegado ahí, recuerda levemente estar lo suficientemente borracho como para cabecear agotado.

-¿Shōto?-brinca asustado cuando escucha como tocan la puerta de la habitación-¿estás ahí cierto?

Vuelven a tocar y se levanta lo más rápido que puede chocando con un mueble en el proceso soltando un quejido que logra despertar un poco alterado al omega.

Lo ve tallarse los ojos con sueño antes de verle con sorpresa mezclada con vergüenza.

-Midoriya...

-¿Shōto estás ahí? Oí un golpe, entraré.

Shōto abre los ojos asustado cuando el picaporte se empieza a mover avisándole que su padre abrirá la puerta y verá al ahora alfa en su habitación, sin camisa y recién levantado después de haber dormido en el cuarto de su hijo omega que para colmo estaba en celo.

Entre Pinos y Rosas -DekutodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora