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-¡una puta ambulancia!

Es lo primero que grita al teléfono antes de que la operadora le trate de calmar y aunque dijo la mayor parte de todo lo que le preguntaron a gritos parecen que lograron entenderle.

-no te mueras maldita sea-masculla tembloroso tomando su suéter haciendo presión sobre la frente de su inconsciente hermano menor.

Tiembla como nunca pensó que temblaría, sus pesadillas pasaban en cámara rápida por su cabeza pero parecía que veía cada una con claridad en cámara lenta.

La sangre de Shōto en sus manos era real y no un sueño, y posiblemente había sido culpa suya.

-¡¿por que?! ¡¿Por que mierda te atravesaste?! Hubieras dejado que me mataran-susurra lo último-omega estupido.

Se levanta y camina como león enjaulado esperando a que la ambulancia llegue, no quiere ni siquiera mover la posición en la que quedó Shōto, demasiado absorto en sus tormentosos sueños le tenían mareado.

-¡carajo! ¿Qué pasó?

Ve como varios chicos se acercan observando todo asustados, uno trata de acercarse a Shōto para seguir haciendo presión sobre su frente.

-¡no lo toques!

Touya le empuja y él hace presión sobre la herida.

-¿ya llamaste a emergencias?

-claro que si idiota-masculla.

El resto del tiempo ignora al chico que le hace preguntas que él piensa son tontas hasta que la ambulancia aparece y rápido empiezan a atender al bicolor.

-iré.

-pero...-empieza una paramédica pero Touya le da una mirada amenazante.

-soy su puto hermano y no me bajaré de aquí.

La paramédica se hace aun lado para dejarle sentarse aun lado de la camilla.

Todo el camino no hace más que observar la camilla mientras escucha a los paramédicos hablar entre ellos.

Cuando llegan al hospital le grita a medio mundo que se apure y que hagan su trabajo ya hasta que un guardia lo saca de la sala de urgencias.

Al menos lo dejaron pasar a la sala de espera donde le piden los datos de Shōto.

Es ahí donde se congela por completo, sabía la mayoría claro, pero eso implicaba poner su nombre también.

-le dejare el número de su padre y él lo llenará.

-pero...

-n-no lo conozco, pero si a su padre, aquí tiene-le escribe de manera rápida en un papel y se pone la capucha de su suéter-tengo que irme.

Es todo lo que dice con prisa, talla su rostro y se traga las ganas de quedarse para saber como estaba él omega.

El momento se repetía en su cabeza mareándolo por completo, no podía estar ni un momento más sin sentirse culpable.

"Si se muere será por mi culpa, ¿por que viene a hacerse el héroe ahorita? ¿Piensa que con eso lo arreglará todo?" Aprieta los diente con impotencia y a largas pisadas desaparece del hospital, sin esperar una noticia del omega.

Era mejor así, esperaba que Shōto no recordara que él fue el que le llevó al hospital y no quería toparse con su padre y causar un alboroto o que le hiciera preguntas, estaba saturado de emociones y estrés que descargaría con todos, llevándose de paso a sus demás hermanos.

No se va por completo aún, se queda afuera del establecimiento, sentado en las escaleras un rato tratando de digerir bien los acontecimientos recientes mientras fumaba otro cigarrillo.

Entre Pinos y Rosas -DekutodoWhere stories live. Discover now