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Las últimas hojas del otoño estaban cayendo, casi todos los árboles lucían desnudos y el frío se filtraba aún más por todos lados, entonces la habitación de Shōto se sentía más helada de lo normal y tenía que subir la calefacción, lo había descubierto después de estar encerrado algunos cuantos días sin moverse de su cama.

Hoy no era la excepción, era jueves por la tarde, probablemente las clases ya habían terminado pero él no pensaba en eso, se acaba de despertar, pero no pensaba levantarse del cálido lugar que era su futón.

Sus ojos solo viajan por lo largo de su habitación tratando de encontrar el almuerzo ya frío que le trajo probablemente Fuyumi más temprano.

Frunce el ceño confundido cuando no lo ve, en cambio había una taza de chocolate caliente junto a un sobre. Estira su mano y la saca debajo de las mantas y lo levanta un poco para leer el título.

"Rei"

Como si fuera en automático se levanta quedando sentado entre las cobijas, toma el sobre con ambas manos y lee al menos 5 veces más el nombre en la etiqueta.

Lo acerca un poco y la esencia a vino tinto junto con el olor a roble y papel guardado, le hacen saber que estos papeles se los había traído su padre y estaban en su oficina guardados desde hace tiempo.

Tembloroso abre el sobre y lo vacía en el limpio suelo de madera. Se sorprende cuando lo primero que ve son fotografías y postales de diferentes lugares del mundo.

Toma una al azar donde su mamá posa frente a la brillante torre Eiffel, voltea la imagen donde viene la fecha escrita junto con una pequeña nota con la delicada letra de su madre.

"Primera postal!
Es más brillante de lo que parece cariño, deberías vacacionar con Takami san alguna vez. Gracias por dejarme cumplir este maravilloso sueño de ir de aquí para allá por todo el mundo Enji ¡Saludos a los niños!"

Levanta las cejas sorprendido, ¿Takami? ¿Quien era Takami? Así toma otras postales, una en específico le gusta tanto que se dice que la guardará para él, el campo de tulipanes del fondo es tan inmenso que pareciera un mundo de colores suaves y pastelosos, su madre entre todas aquellas flores con un lindo y veraniego vestido amarillo y su cabello ya corto arriba de sus orejas le saca una sonrisa triste y nostálgica, revisa la nota después de ver la hermosa foto.

"Enji mi preciado alfa.
¿Es demasiado tarde para arrepentirme de haberme ido sola a esta hazaña tan magnifica? La hermosa "región de los Bulbos" me a hecho querer tener a todos juntos en un hermoso día de campo rodeado de los tulipanes en la anticuada y exótica Holanda, incluso podrías traer a Takami san, por cierto, ¿como va su relación?
Podrían los niños corretear de un lado a otro y Shōto viajaría por primera vez en avión, yo sé cuánto le teme pero valdría totalmente la pena, además, ¿le dirás de mi parte algún día que los alfas holandeses son realmente exuberantes y caballeros a su edad? No te enojes por eso por favor, solo bromeo cariño.
En fin, solo escribo para decirles cuanto los extraño, no quiero preocuparte por mis recaídas cariño, he decidido cortar mi cabello pues sigue cayéndose desde la última quimioterapia, ¿no luce lindo?
No espero una respuesta a ello, sé perfectamente cual es.

Besos a todos, te quiere, tu amada Rei"

Había sido la última postal y la más larga de todas, y la que le tenía lleno de lágrimas.

¿Su mamá solo estaba viajando por el mundo? No los había abandona como siempre pensó, ella solo estaba cumpliendo su sueño, ella no se había ido por que su padre la engañaba, ella conocía a ese omega con él que su padre frecuentaba y parecía que lo tomaba demasiado bien.

Entre Pinos y Rosas -DekutodoWhere stories live. Discover now