Capítulo 58

15.5K 1K 199
                                    

Ready or Not - Bridget Mendler.

No he salido de la habitación desde que las pruebas arrojaron positivas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No he salido de la habitación desde que las pruebas arrojaron positivas. ¿Cómo hacerlo si ni siquiera estoy lista para ser madre? No sabré como cuidarlo o educarlo, es más, todavía no nace y ni siquiera tengo idea de como debo mantenerlo a salvo en mi barriga.

Tampoco puedo dejar de pensar que también crecerá en un ambiente donde su vida no será privada, ¿cómo lo protegeré del mundo? ¿De las opiniones? ¿De los comentarios que digan respecto a su madre o padre? No quiero condenarlo a esa vida, será solo un bebé indefenso que no mecerá lo que suelten de él o ella y su familia.

Abrazo a Chéster, viendo las cortinas moverse producto del leve viento que entra por la ventana.

Chéster —además de la abuela Lisa— ha sido mi mayor soporte desde que dejé Miami. Si no lo hubiera traído conmigo, no sé como me encontraría en este momento, sin nada o nadie que forme parte de Florida y me dé fuerzas para querer regresar a mi vida allá.

La puerta se abre y, al imaginar que se podría tratar de la abuela, Rebecca o mis padres, no me volteo. El colchón de la cama se hunde con el peso del hombre que rápidamente reconozco por su aroma.

Chéster por supuesto no deja pasar que su dueño hasta aquí, así que me abandona para brincar arriba de Maximiliano.

—Hola, amigo —tras voltear, veo a Chéster llenarlo de besos, mientras Maximiliano levanta la barbilla para evitar que toque sus labios—. ¿Cuidaste bien a mi preciosa, no es así? —el animal sigue moviendo la colita con mucha efusión.

Mi estómago se pone sensible con el fuerte olor a ajo que viene desde la cocina, por lo que me levanto sin tratar de alarmar a Maximiliano y me meto al baño a tratar de controlar los ascos que parecen intensificase con el pasar de los días.

—No puede ser —maldigo, tirándome de rodillas al inodoro a vomitar el poco alimento que he ingerido hace menos de una hora.

Maximiliano se da cuenta de lo que pasa, por lo que pronto lo tengo detrás de mí recogiendo mi cabello. Me soba la espalda de arriba hacia abajo, repartiendo en voz baja suaves palabras, pese a que no tiene ni idea detrás de la razón por la que estoy en este desfavorable estado.

Las patas de Chéster resuenan y, como las demás veces que me ve en la misma posición, no se atreve a acercar. Ha de pensar que le voy a vomitar encima o algo.

Cuando termino, Maximiliano va a humedecer una toalla, mientras yo le bajo al baño para que la presión del agua se deshaga de los residuos.

—Ven —Maximiliano se agacha para cargarme.

—Espera, dame un momento —recargo mi espalda en la pared, aún mareada por la fuerza que he ejercido.

Asiente, terminándose de agachar para acomodarnos de modo que ahora es él quien queda recargado contra la pared, mientras quedo encima de sus piernas. Me limpia los labios con cuidado que, para cuando termina, escondo mi rostro en el arco de su cuello, recuperando estabilidad mediante respiraciones profundas por la nariz.

Mientras Me Busques (1º) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora