Capítulo 12

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Ready or not - Bridget Mendler.

Llegamos a la gasolinera para llenar el tanque de la camioneta, porque resulta ser que come como si tuviera los cilindros de un camión de carga

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Llegamos a la gasolinera para llenar el tanque de la camioneta, porque resulta ser que come como si tuviera los cilindros de un camión de carga.

Estoy parada viendo como se va llenado de gas la camioneta, cuanda suena el "click" de que alguien me está tomando fotos.

Ese alguien es Maximiliano.

Me sorprende que, desde que salimos de Las Vegas, no ha parado de hablar. Ha mencionado que la última vez que condujo de una ciudad a otra vía terrestre fue hace como tres años atrás. No pude contenerme y me reí.

A mí parecer estamos dando leves pasos en cuanto confiar el uno en el otro, lo cual es bueno para lo que puede presentarse más adelante, como la famosa gala a la que voy a asistir con Maximiliano.

—Anda ya, señor que no ha viajado en carro por los pasados tres años —levanto la mano de modo que cubro mi cara de la cámara.

Maximiliano suelta un gruñido. En realidad es un intento de risa.

—Estoy tratando de capturar recuerdos —se defiende.

Saco la manguera de la camioneta y la vuelvo a colocar en el dispensador de gasolina, después me acerco a la figura altísima de Maximiliano y le quito el celular de las manos.

—Deberías tomarte fotos conmigo —alzo el cular lo suficiente para que salga el rostro de Maximiliano y pulso el botón de la pantalla para tomar una foto.

—Ni siquiera me has dado la oportunidad de sonreír.

—Wow, para las fotos si sonríes, ¿eh?

—Tampoco soy Grigory.

De lo que me ha contado durante el camino, Grigory es mejor amigo. Asegura que es un hombre de carácter fuerte, peor que él mismo.

Con mi otra mano disponible, alcanzo las mejillas de Maximiliano para aplastarlas de forma que sus labios se junten como un pez. Por otro lado, succiono mis mejillas para también juntar mis labios y... "click" tomo otra foto.

Suelto las mejillas de Maximiliano y dejo de pararme de puntitas para ver qué tal ha salido la fotografía.

Los dos nos vemos chistosos. Justo lo que quería.

Casi pego un brinco tras sentir el pecho de Maximiliano rozar mis hombros. Estos últimos días me he dado cuenta que le gusta posicionarse detrás de mí, en lugar de un lado. No voy a negar que me gusta, porque puedo oler su perfume o revivir el recuerdo de él ayudándome a controlar mi nerviosismo frente a la mujer que nos tomaba fotos en el restaurante.

Si fuéramos una pareja de verdad, inclinaría mi cuerpo hacia él. Algo me dice que se sentiría muy bien, a pesar de que está forrado de músculos.

Ocultando mis deseos, elevo el celular para que pueda ver la imagen. Él me termina quitando el celular de las manos para que no haga esfuerzo, lo que me parece una grandiosa idea siendo que su metro ochenta y tantos —si no es que noventa— me hace ver más pequeña de lo que soy.

Mientras Me Busques (1º) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora