Capítulo 50

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Lovely - Billie Eilish & Khalid .

—¡Nicole! Que bueno que llegas —Elizabeth me recibe con un abrazo

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—¡Nicole! Que bueno que llegas —Elizabeth me recibe con un abrazo.

—Muchas gracias por invitarme.

Nos separamos y tomamos asiento en las sillas de la mesa alta de cuatro personas.

Aprovecho para analizar el club nocturno con sus candelabros elegantes, luces de colores específicos como morados, azules y rojos, dándole un toque sensual al ambiente. Abajo se encuentra la pista de baile y las mesas generales, mientras que arriba está el área exclusiva, con una barra larguísima en la que tienes acceso a sentarte. Como queríamos algo cómodo, nosotras reservamos una mesa. También lo hicimos para darle espacio a mis guaruras.

Donovan está justo detrás de la mesa en la que nos sentamos, recargado en la pared. Joshua se encuentra abajo y Darío afuera, esperando cualquier llamado. La misma rutina cuando salgo de casa.

Eli realmente no tiene guardaespaldas, solo chofer que la lleva y trae a donde sea que ella necesite si es que no desea andar conduciendo por las calles, como hoy, que planea beber.

—¿Les ofrezco algo de beber, señoritas? —un mesero vestido con ropa negra, se para en a la mitad de la mesa redonda con una tableta en manos.

—Un mojito está bien —contesto.

—Para mí un martini de fresa —Eli le guiña el ojo.

El hombre lo sonríe ladeado, antes de disculparse e ir a meter la orden. Eli lo sigue con la mirada hasta verlo desaparecer al otro lado del piso para llevar las bebidas de una mesa.

Se vuelve a voltear hacia mí y suelta con desesperación:

>>Necesito un acostón.

—Puedo notarlo.

—Eso es lo único que extraño de tener pareja. Si quería sexo, solo provocaba a mi novio y listo.

Me río.

Tiene razón. Conmigo solo basta con darle un beso tras otro y mirarlo con ojos sedientos para reconocer lo que quiero. Otras veces soy más directa y voy por lo que quiero sin darle vueltas.

—No lo voy a negar —me muerdo el labio inferior.

—Es que los hombres son débiles en ese aspecto, a pesar de que, por cuidar su masculinidad, fingen no serlo —niega.

Voy a responder cuando veo a Maximiliano, acompañado por Charles, pasar la seguridad del segundo piso y aproximarse a nosotras. A estas horas de la noche ya no trae la corbata puesta, mucho menos el saco con el calor que hace.

Charles viene vestido con una camiseta de tres botones, pantalón de vestir oscuro y unos zapatos a juego. Como siempre, sus cabellos chinos peinados con mousse para mantenerlos compactos.

Mientras Me Busques (1º) ©Where stories live. Discover now