Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Han pasado tres semanas desde que regresé de Miami.
Volver a la rutina me ha tenido un poco abrumada. Aunque, sospecho que lo que me tiene así son los guardaespaldas y la lejanía de Maximiliano. Se encuentra tan ahogado en el trabajo que solo hemos chateado cuatro veces desde entonces.
De alguna manera, extraño escuchar su voz.
He querido hablar con él por llamada, pero siempre declina la oferta reclamando que está ocupado o cansado.
¿Si nuestro noviazgo fuera de verdad, así sería realmente? ¿Él en quien sabe que parte del mundo y yo estancada en Las Vegas? ¿Hablarnos una o dos veces a la semana?
De lo que estoy segura, es que no me gustaría que fuera así.
Por ahora no le doy tantas vueltas a la distancia porque recuerdo leer con claridad en el contrato que solo nos comunicaríamos para cosas estrictamente necesarias. Los mensajes son algo extra que estamos haciendo para mantener una buena relación de ¿camaradas?
Lo voy a manejar con ese término.
—¿Me das de tus pancakes? —Becca estira su tenedor a mi plato sin que siquiera le dé un sí como respuesta.
—No entiendo para qué pides permiso si de todos modos vas a agarrar.
Se llena la boca de un pesado tamaño monstruo.
Traga grueso y continúa picoteando mi plato.
—Creo que me arrepiento de haber pedido un sandwich.
—Sí, ya me di cuenta —tuerzo los ojos.
Luego volteo a buscar con la mirada a Donovan, Darío y Joshua qué comen su desayuno tranquilamente, sin emitir alguna expresión por lo gandalla que puede llegar a ser mi mejor amiga.
Fue mi idea venir a desayunar antes de ir a la universidad. Ninguno de los cuatro se opuso a la idea, es más, hasta Darío confesó haberse quedado dormido sin comer siquiera un cereal la noche anterior.
No estoy segura si dentro del contrato de los guaruras está interactuar más allá de lo profesional, pero siendo que su jefe no se encuentra aquí, me permito ser amigable con ellos, pues cuidar de mí —y en cierta forma de Becca también— no creo que sea precisamente divertido. Nuestra rutina se basa en ir a la universidad, ir a trabajar, también a visitar a nuestros padres y Dominic y una que otra salida.
Una de las salidas que no estoy del todo segura si vendrán con nosotras es la fiesta de Gabby. Si tenerlos cerca de nosotras en la universidad ya es un alborto, no quiero ni imaginar como sería en una fiesta universitaria.
Tendré que convencer a los tres antes del viernes: el día de la fiesta.
En el momento que terminamos de desayunar, partimos rumbo a la universidad.
