Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Es difícil estar en constante mira por personas que no tienes el gusto de conocer, que ni siquiera tienes idea de que existen. Tienes que sonreír, aunque no tengas ganas de hacerlo. Tener guardaespaldas cuidando de ti, porque las personas, al parecer, no conocen los límites. Tienes que cuidar cada movimiento estando en publicado, porque no sabes por donde te pueden estar tomando fotos.
Sé que yo acepté este tipo de atención desde el momento que firmé el contrato, es solo que, ocho meses después, sigo sin poder acostumbrarme.
Maximiliano se ha hecho cargo de borrar el artículo. Sin embargo, lo que no ha podido callar con su poder, es la mentira que se desparramó por todas direcciones.
Como lo llegué a imaginar, las solicitudes de trabajo que he metido, he recibido respuesta de algunas diciendo que buscan a alguien con mayor experiencia y menos escándalo en su vida —esas no fueron las palabras exactas, pero ayudan a resumir lo que han dicho—.
Mi vida se siente igual de escandalosa que la de Gossip Girl. Sin bromear.
—Empiezas a desesperarme —Becca dice desde la sala.
Todavía faltan unos días para mudarse, pero siendo la persona más organizada del mundo, ya está empacando sus cosas.
Necesito apresurarme en saber qué carajos voy a hacer con mi vida, porque sin el apoyo financiero de Becca, ¿cómo se supone que voy a pagar el departamento? ¿El agua? ¿La luz? ¿El mantenimiento?... Puedo seguir con la lista y entrar en crisis de notar lo larga que es.
—Estoy tratando de perfeccionar mi curriculum, muchas gracias —borro y tecleo los cambios, sentada en la diminuta barra que tenemos en la cocina.
—La última vez que lo leí, no vi ningún error. Déjate de cosas y solo empieza a mandar aplicaciones de trabajo.
—Fácil para ti decirlo si ya tienes empleo asegurado —respiro hondo.
Estoy tratando de no entrar en otra crisis como lo hice hace cuatro días cuando Maximiliano me dijo que tendría que viajar a Londres. ¿Las razones? El rumor era muy reciente y lo necesitaba cerca de mí.
Desde que se fue, me ha llamado exactamente cada tres horas para ver cómo estoy —aparte de que he tenido que publicar en mis redes sociales lo que pasó en Nueva York; estoy bien—.
Dar aquel testimonio, sabiendo que unos me creerían y otros no, ha resultado ser un factor por el cual no quiero salir de mi hogar ni asomar las narices.
—Nicole —Becca suspira detrás de mí, leyendo lo que hay en mi computadora portátil—, ese curriculum es mil veces mejor que el mío.
—Lo dudo. Si fuera cerca a bueno, ya hubiera tenido empleo.
—¿Sabes? Los Botts son unos brutos por no darte la chanza de explicar la situación. Seguramente lo que has publicado en Twitter, ha llegado a sus oídos y ahora están con cara de "Oooooh, eso pasó" —niega.
