Capítulo 38

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Love me now - John Legend.

Cuando Maximiliano platicó acerca de tener una cita, nunca pensé que se refiriera a pasear un día entero por Londres

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Cuando Maximiliano platicó acerca de tener una cita, nunca pensé que se refiriera a pasear un día entero por Londres. No es como que sepa mucho de arquitectura, pero acabo de descubrir que su estilo es neogótico, el cual me parece precioso y gratificante de conocer. Si le sumas la nieve que acaba de caer; fresca y blanca hace darle un giro más navideño, el cual acaba de pasar la temporada, excepto aquí. Se sigue sintiendo en el ambiente con el frío que te congela las fosas nasales.  

Mi galería se va llenando de fotos que voy capturando en el paseo. Cualquier cosa que me parezca hermoso o interesante, saco mi celular y le saco varias fotos para luego ver cuál me gusta más y borrar el resto.

Según habíamos quedado vernos con Jayson, hasta que Maximiliano me ha dicho que no podría ser nuestro guía por el repentino viaje a Vancouver. Nosotros que venimos de América y él que se va para allá.

De igual manera, entre Roberto y Maximiliano saben como llegar a los lugares sin tener ningún problema. Al único lugar que sigo esperando que me lleven es al London Eye, parezco matraca con tanta insistencia.

Para cuando cae la noche, mis pies ya no pueden caminar más, así que el regreso al hotel —porque supongo que visitar el London Eye lo vamos a dejar para mañana—, me quedo dormida recargada del brazo del Maximiliano.

La siesta se siente corta, pues pronto tengo a Maximiliano removiéndome de la posición cómoda en la que estoy.

Gruño en protesta.

¿No me puede cargar al cuarto del hotel?

—¿No quieres subirte al London Eye? Bueno, Roberto...

Abro los ojos de prisa al mismo tiempo que me incorporo en el asiento.

—Al fin —aplaudo, asomándome por la ventana para ver como nos vamos aproximando más y más a la rueda de la fortuna.

Al poco tiempo Roberto se orilla —los gemelos también— y bajamos Maximiliano y yo con nuestros dedos entrelazados.

De la nada, Maximiliano se detiene a buscar algo en el bolsillo interno de su chamarra. Saca un pañuelo, ¿para qué? Me pregunto.

—Te voy a poner esto —se coloca detrás mí, convirtiendo mi visión en nada más que puntos blancos.

—¿Para qué el pañuelo? —pregunto, dejándolo guiarme. Espero no tropezar con nada.

—Te quiero sorprender.

—Tú de verdad amas las sorpresas.

—Amo ver como reaccionas.

Solo sonrío y me agarro fuerte de sus brazos que descansan alrededor de mi cintura.

—Buenas noches —habla una señorita, sacándome un susto—. Uy, disculpa, no quería asustarte.

Mientras Me Busques (1º) ©Where stories live. Discover now