Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Como las pasadas mañanas, se reflejan los rayos del sol por las cortinas y no hago el mínimo esfuerzo por levantarme de la cama hasta que mi abuela entra rogando que me levante si no quiero que ella misma lo haga por las malas. Conociendo a mi abuela, es capaz de jalarme de los pies para arrastrarme a otra parte de la casa que no sea mi habitación.
Si cuando salió el rumor de que engañé a Maximiliano no me atreví a asomar las narices —si no era para deberes esenciales—, ahora menos me atrevo a pasar más allá de los escalones de la entrada principal.
No hay camarógrafos afuera de la casa y los vecinos les vale un cuerno mi vida, pero aun así me siento vulnerable y expuesta cuando salgo de lo que ahora considero mi lugar seguro. No sé cuanto tiempo me va a tomar recuperar la confianza de salir sin tener miedo, puede que sean semanas o incluso meses, y no hay de otra. Los demás van a tener que soportar este nuevo temor que se ha desbloqueado en mi persona.
El descaso que estoy teniendo de redes sociales es lo más sano que pueda hacer, lo que no es sano, es bloquear a mi familia de la situación.
En cierto punto me sorprende que todavía no estén Rebecca y Dominic tumbando la puerta, queriendo levantar mis ánimos. Luego recuerdo que no tengo teléfono y no hay manera de que ninguno sepa donde estoy.
El único que sabe perfectamente bien donde estoy es Maximiliano. No me puedo engañar a mí misma y decir que no tiene a algunos de sus hombres cuidándome. No los he visto, pero sé que están cerca, manteniendo a su jefe informado de mi estado.
Por lo menos ha sabido respetar mi decisión de darme espacio.
No obstante, qué difícil está siendo amanecer y dormir sabiendo que estamos separados.
Estoy tan angustiada con él por haber decidido guardarse algo que me perjudica a mí. Pudo haberme dicho y así prepararnos juntos para la tempestad que Valentina de alguna u otra manera nos iba a traer, pero no, la silencio pagándole millones y opto por no decir absolutamente nada.
Se guardó otro secreto después de que prometimos no volver a hacerlo.
Eso me duele.
Luego dijo que me ama.
Lo dijo y yo tuve que irme.
No estoy huyendo del amor de mi vida Maximiliano Dimitriou, si no estoy huyendo del magnate hotelero Maximiliano Dimitriou. Porque esa versión de Maximiliano, que conocen billones de personas, me están aterrorizando.
