Dos personas.
Dos mundos opuestos.
Una relación falsa.
Una noche de fiesta ha bastado para dar un giro impredecible en la vida de Nicole Carson y Maximiliano Dimitriou, una estudiante universitaria y un magnate hotelero.
Uno nunca se ha enamorado y...
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Narrando Maximiliano Dimitriou.
Hoy será el día que le pida matrimonio a Nicole y no puedo dormir por los nervios que me consumen. Quiero que todo salga perfecto; tropezarme, perder el anillo u olvidar las palabras que voy a decir no deben interponerse en la planificación que tengo montada en mi cabeza.
Salgo de la recámara, dejando a Nicole abrazada de Chéster.
Muy por seguro a él le fascinaría venir conmigo, pero como sabe que Nicole está dormida a profundidad, se va a sacrificar, quedándose en la misma posición. O puede que se quede porque tuvo la oportunidad de robarle a Max Jr. a Nicole.
Nunca se sabe con ese travieso.
Bajando las escaleras con el mayor silencio posible, escucho unos murmullos.
—¿Estás bien, Rebecca? —la voz gruesa proviene de Grigory.
—Sí —contesta con la voz ahogada en pequeños sollozos.
Silencio por varios segundos.
—¿Por qué tienes que mentir tanto?
—Estoy llorando porque me golpee el brazo, ¿feliz?
—Sigues mintiendo.
Becca se acerca hasta casi pegar su nariz con la de Grigory.
—¿Por qué tienes que entrometerte tanto en lo que haga con mi vida? —le reprocha lo más bajo posible—. Me traes problemas a mi relación, Grigory, solo... aléjate de mí y déjame en paz.
Grigory se le queda viendo, luego procede a separar los labios para contradecir las palabras de Becca. Entonces ella lo corta, suplicando con una desesperación innegable:
>>Por favor, Grigory.
Se da por rendido, asintiendo, nada más estira su mano para quitarle la botella de alcohol que tiene Becca aprehendida a sus dedos.
—Solo quiero saber una cosa.
—¿Qué?
—¿Por qué te aferras tanto a una persona que te hace daño?
—Porque lo quiero mucho.
—Pero te lastima...
—Dijiste solo una cosa, Grigory.
Él aprieta los labios. Quiere insistir, pues es un hombre que no cansa hasta conseguir todas las respuestas que necesita para conectar las piezas que no le hacen sentido. Sin embargo, da un paso atrás.
—Buenas noches, Rebecca.
Con una nube oscura sobre su cabeza, pasa por el hombro derecho de Rebecca. Sin embargo, antes de que alcance las escaleras, Rebecca lo vuelve a llamar:
