X - Vera

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Observo con acongojo el área de los árboles. Aquellos que van más allá del pozo de agua, donde vi a Tean por última vez. La secuencia de esa noche aún sigue en mi memoria y he tenido tantas pesadillas sobre eso que es casi imposible olvidarlo cuando está constantemente mostrándose. Subo el cubo cargado de líquido y lo sostengo con fuerza a medida que me abro camino hacia el interior del castillo. Milo me observa desde lejos. Ahora esta es su posición hasta que los nuevos guardias sean ubicados. Han reforzado cada una de las entradas y salidas a un radio de cincuenta y cien metros del palacio y eso me pone aún más nerviosa. El simple pensamiento de volver a pasar por ello me da escalofríos.

Desde mi encuentro con el chico misterioso, he estado practicando cada vez que me encontraba sola en el bosque. Mi puntería está mejorando de a poco más continúa siendo un desastre, pero un desastre puliéndose. Apenas vuelvo al cuarto siendo recibida por el vapor de agua que está cerca de la chimenea, un ambiente tenso me golpea.

"Serán revisadas una por una," dice madame Cornell con todas las miradas sobre ella y tres hombres a su lado. Me muevo hacia Maire y la miro con intriga.

"¿Qué está sucediendo?" susurro.

"Alguien se robó el colgante de su majestad," responde de la misma forma que yo.

"Eso es absurdo," expresa Landy en voz alta, "nosotras no estamos en ese sector." Algunos murmuros se hacen oír pero son callados de inmediato por nuestra patrona.

"Entonces no tendrán nada por qué temer cuando las registren," replica la mujer acercándose peligrosamente hacia ella con una sonrisa denotando molestia. "Y no seas impertinente, no debes contestarle así a nadie por encima de tu nivel."

Los guardias se toman el atrevimiento de tocar nuestras cosas. Arrojan nuestras pertenencias a un lado de los bolsos y luego revisan las ropas de cada una, nunca me he sentido más incómoda. Uno de los soldados al que reconozco como Yug, se detiene detrás de mí luego de husmear entre mi propiedad personal y se detiene en seco, sosteniendo en el aire un colgante de oro puro que brilla más que una llama.

"¿Cómo llegó eso ahí?" susurro antes de que me tomen los brazos por la espalda. Estoy tan atónita que no puedo hablar, las palabras quedan incrustadas en mi garganta lastimando la piel interna. Ni siquiera puedo forcejear con el guardia que aprieta mis muñecas con fuerza.

"Vera," escucho a Madame Cornell, mis ojos evitan a todos los presentes observándola solo a ella, "no puedo creerlo," se queja sorprendida pero su rostro cambia al instante. "Aunque por supuesto, siempre son las calladas," dice con severidad. Sus ojos están lanzando fuego en este momento y estoy segura que ella misma tomaría medidas disciplinarias contra mí si no estuvieran los guardias.

"Yo no lo tomé," me remuevo cuando siento el dolor en mis manos, "ni siquiera lo había visto antes." Mis lamentos son ignorados por completo. A mi lado, Maire está tan o aún más desconcertada que yo.

"Eso no explica el cómo estaba en tu sitio," responde la mujer. Alisa su falda y se acerca a mí con lentitud. Toma el colgante de la mano de Yug y lo aprieta entre sus dedos, está furiosa porque esto va a recaer en su reputación. Le llamarán la atención por no haber prevenido esto.

"Alguien debe haberlo colocado ahí," mis ojos ahora están cristalinos más no sueltan ninguna lágrima, "jamás lo haría."

"Las pruebas están en tu contra, muchacha." Madame Cornell me da un último vistazo. "Llévensela."

Me empujan contra mi voluntad pero antes de salir Maire empieza a gritar.

"¡No tienen derecho a hacerlo!" intenta aproximarse a mí, "¡ella dijo que no fue...!"

Moon Ring - Serie Moon Ring © (Libro #1)✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora