XXVI - Vera

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"¿Cruzarías el lago oeste lleno de esas almejas viscosas o rodearías la montaña donde se encuentran esos pájaros anti-humanos?" pregunta Maire mientras caminamos desde la plaza. Mi bolso pesa con manzanas que conseguí a un buen precio, podría hacer la tarta que tanto le gusta a Wallen, creo que aún queda un poco de miel en el granero, recuerdo que mamá guardó varios frascos de ella hace un tiempo.

"¿Puedo cruzar el lago en bote?" respondo mirando el suelo y evitando las piedras que me encuentro.

Hace un sonido con su lengua. "No, tienes que caminar por ahí, los botes no son necesarios."

Lo pienso por unos segundos frunciendo los labios.

"Voy a la montaña." Maire me mira con asombro ganándose un codazo de mi parte.

"¡¿Prefieres que te piquen esos pájaros?!"

Asiento sin dudar. "Odio la sensación de esas almejas rozando mis pies, es lo más asqueroso y traumático que existe," digo recordando cuando un verano que me caí en el lago. Habíamos decidido pasar el día allí debido al intenso calor que arremetió contra el reino y la época de sequía que estábamos atravesando. Wallen se burló de mí mientras yo gritaba porque algo horrendo me estaba tocando los pies, papá fue quien me sacó cuando se dio cuenta que no lograría salir por mis propios medios debido al susto. "¿Qué hay de ti?"

La chica saluda a un conocido antes de volver hacia mí. Sus ojos azules brillan bajo el sol al igual que su cabello rubio rizado. "No le temo a esas almejas y esos pájaros son una muerte anunciada," se debate en voz alta, "elijo las almejas," sentencia al final. Cuando llegamos hasta la puerta de su casa me despido con un saludo de mano. "Recuerda que mañana tenemos la reunión, no llegues tarde," me recuerda.

"Si llego tarde una vez más Madame Cornell se asegurará de que los latigazos sean el menor de mis problemas," respondo con seguridad. Esa mujer no va a volver a excusarme. "Adiós."

El recorrido a casa es corto, más que de costumbre. Usualmente tardo entre diez a quince minutos caminar desde la casa de Maire hasta la mía pero esta vez pareció menos tiempo. Apenas doblo la esquina para atravesar los últimos metros hasta la granja, un extraño grupo de personas me sorprende. ¿Acaso hay una reunión de la que no tenía idea? ¿Mamá volvió a invitar a los vecinos para una comida casera con el único propósito de presumir sus nuevas recetas? Aunque no contamos con el dinero de aquella ocasión para hacerlo así que lo dudo. ¿Estará relacionado a mi unión con Melvin? Los Dioses no quieran que sea eso o estaré mortificada.

A medida que me acerco noto que el ánimo no es de celebración. Las caras largas de muchos al igual que sus gestos de abatimiento me ponen nerviosa. Cuando sus rostros alcanzan a verme todo empieza a ir en cámara lenta, dolorosamente lenta. La atención de los presentes ahora está sobre mí y lo odio.

"Lo siento tanto Vera," dice la Sra. Crawley, "si necesitan algo, mi familia está más que dispuesta en escucharlos."

"¿Qué?" susurro sin entender lo que pasa.

La Sra. Monter se acerca y pone una mano sobre mi hombre, "Oh Vera, pobre niña." Me aparto como si su toque quemara y le doy una mirada inquisitiva.

"¿Qué...qué está pasando?" Pregunto al aire esperando a que alguien me responda pero no lo hacen, en su lugar corro los últimos metros empujando a la gente que se atraviesa en el camino para escuchar el lamento de una mujer.

Mi madre.

Mamá está en los brazos de Wallen, mi hermano la abraza con fuerza manteniendo un semblante duro, como siempre. En la multitud busco a papá con la sola intención de obtener respuestas pero no lo encuentro. Mis ojos se mueven por sí mismos, barriendo cada rincón, cada rostro, casa hombre de contextura similar pero en ninguno de ellos puedo encontrar a quien espero. En ninguno.

Moon Ring - Serie Moon Ring © (Libro #1)✔Where stories live. Discover now