XII - Vera

41 3 0
                                    

"Las estatuas de esos soldados eran de plata, ¡nunca había visto unas así de grandes!" Exclama Melvin con emoción y una pisca de presunción en su tono. Tal vez pueda pasar por una mala persona pero ni siquiera me importan sus palabras. Estoy aquí sólo para complacer a mi madre y para que deje de molestarme con el asunto. Por lo menos me dará un tiempo libre hasta que vuelva a insistir.

"Y esos idiotas del ejército se las apañaron para no dejar entrar a ninguno al salón," continúa dejando una pequeña pausa antes de saltar con un nuevo comentario, "y deberías haber visto los techos de esa abadía, era un desastre, podrían hacerlo mejor si quisieran. Apuesto a que yo los hubiera hecho mejor y ni siquiera sé sobre construcción."

Por Dios que se calle. Ha estado hablando sin parar de su viaje a Lichens y ya no lo soporto. He sobrepasado la fase de la sonrisa falsa acompañado de un asentimiento con cada tema a un rostro sin emociones que prefiere ser golpeado por un carruaje a continuar pretendiendo que estoy poniendo atención. No lo estoy, ni siquiera le he contestado en los últimos diez minutos, cualquiera se habría dado cuenta hasta ahora pero no Melvin. Él está demasiado ensimismado en su historia que no puede ver más allá de su nariz.

Melvin es apuesto pero no es alguien con quien compartiría una conversación de iguales o un silencio cómodo. Es un joven irritante aun cuando no lo es. Pero a mi madre no parece importarle, lo único que busca es que su hija pase la prueba de sociedad, luego vendrá la felicidad o lo que crea que siga. Sé que Melvin es un partido seguro. Sé que tiene todo a su favor, incluso he sido observada por varias jovencitas a lo largo de nuestro recorrido por el centro. Si supieran que lo único que quiero es encerrarme en mi cuarto y no seguir escuchando sobre los ladrillos de una vieja institución religiosa.

"¿Qué piensas de Hurmell?" Pregunta llamando mi atención. "Es un lindo poblado, ¿verdad?" Tuerzo la boca intentando imaginarme como es ese lugar.

"Nunca he estado allí." Su gesto neutro en realidad esconde una emergente sorpresa. Mi padre ha viajado mucho en sus muchas guardias y por mandados directos del rey Azhar, seguramente pensaba que el resto de mi familia también lo acompañábamos de vez en cuando o tal vez iríamos para ver a algún familia. Es más, desconozco el tener familiares fuera de aquí.

"¿Qué hay de Twand Stone?"

Niego lentamente deteniendo mis ojos en un puesto de joyas de segunda mano pero no detengo mi andar. "Nunca he salido de aquí."

"Nunca, ¿nunca?" Parece decepcionado.

Ahogo un gruñido. "No puedo permitírmelo," comento, "no tengo tanta libertad como tú, Mel."

Muerde un escarbadientes que acaba de sacar de su bolsillo, asqueroso, y suspira. "Es una pena, te estás perdiendo de un gran mundo por estar encerrada aquí."

"No es que quiera estarlo," respondo de inmediato intentando controlar mi temperamento, "pero no tengo otra opción a menos que mi vida esté asegurada en oro."

"Podría llevarte conmigo en mi próximo viaje."

Oh no.

Esas palabras me ponen más incómoda de lo que esperé. Siento sus ojos sobre mi pero no me atrevo a mirarlo.

"Sé que no eres una ignorante," habla esta vez con un poco más de tacto, "te conozco, y sé que sabes el propósito de todo esto." ¿Se refiere a este encuentro? "Nuestras madres han estado hablando," afirma. Me lo esperaba, ambas mujeres deben haber estado armando un plan maestro desde antes de que Melvin volviera, tal vez su madre ve esto como un buen negocio.

Moon Ring - Serie Moon Ring © (Libro #1)✔Où les histoires vivent. Découvrez maintenant