Cenizas Quedan: RP#2©

Hace 26 años

Hace 26 años

Nevada, Estados Unidos.

Base del Consorcio Praetor

Sótanos del Comando Médico y de Investigación Química

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Carmen Santo Domingo Peralta se encontraba en los sótanos del Comando Médico e Investigación Química mezclando en probetas varias muestras de compuestos, busca una fórmula exacta, ha fraguado a través de varias recombinaciones secuenciales en busca del perfecto equilibrio para la primera creación impactante de su vida. Desde pequeña tuvo fuertes inclinaciones hacia la química y la bioquímica, en especial el departamento de creación de nuevos compuestos del Consorcio, en donde había hecho su formación académica en estas materias de enfoque forense, así como especialización en formación de armas químicas, investigación de nuevas tecnologías e implementación de estas en el día a día.

Está rodeada de un laboratorio de última generación con tecnología de punta, algunas celdas con conejillos de indias estaban a su espalda debidamente rotulados como los inoculados y los no inoculados para cuantificar en datos reales, cómo se desarrollaban los compuestos en un organismo vivo, pero sobre todo, sano. Por delante de ella mesas blancas bajo luces frías con estantes llenos de varios instrumentos de laboratorio como el Matraz Aforado, pipetas graduadas y aforadas, vasos de precipitado, así como máquinas centrifugas, sistemas de evaporación con goteo y demás artilugios propios de un lugar así.

Se encuentra sola, suele trabajar mejor cuando lo está, sus pensamientos encuentran voz propia sin distracciones de por medio solo porque su mente habla mucho, pues máquina 24/7 en busca de nuevos desafíos, por ello compaginó muy bien con el niño Kaan Karaman, un prodigio en todo el sentido de la palabra, la inteligencia aguda de aquel pequeño sobrepasaba y por mucho la media propia para su edad madurativa, es por eso que buscaba constantemente, al igual que Carmen, saciar la curiosidad inherente a su mente inquieta, ambos buscaban elevar sus propios límites en tareas o metas más allá de cualquier otra, pero Kaan se inclinaba por las matemáticas y Carmen por las ciencias.

Su amor por la química la había llevado lejos, a pesar de pertenecer al C.E.P.I se le permitió rendir actividades en el departamento de Investigación Química Praetor dada su gran habilidad innata, su coeficiente intelectual es de los más altos en la organización y ella lo ha sabido aprovechar no por motivos egoístas solamente, sino por el contrario, su altruismo la lleva a retarse aun más todos los días por el bien de todo, tal vez motivada por resarcir el daño que hace al ser de los agentes que se prestan para misiones no autorizadas y de naturaleza salvaje por un muy buen puñado de dólares por cada una realizada con éxito, más aun si las bajas de los objetivos ascienden de cierto número.

Por otro lado, sus dos bebés más grandes encuentran su base solo en su cabeza y en sus anotaciones hechas por años sobre las cosas más importantes de cada secuencia viral de sus intentos por llegar al objetivo de la orden que sus altos mandos le encargaron: crear un arma química con alto índice de mortalidad. Ella, emocionada al inicio de su investigación, fue dándose cuenta de los motivos de poderío bélico con el cual se movían las razones detrás de tan peculiar encargo. Tarde se dio cuenta del error que cometía al poner su descubrimiento en manos de Mijaíl Volkov, pero ya se había metido en la boca del lobo salvaje, no podía dar marcha atrás.

A su primera creación le nombró científicamente como "ABAC 194", Agente Biológico Altamente Contagioso, en su lenguaje Praetor, este en particular era un compuesto hecho de varias cepas virales con el dicho índice de mortalidad fuera de las gráficas convencionales, la llamó así en honor a su criatura favorita de la mitología griega, hecha de partes de animales en convivencia óptima para complementarse uno de otro. Así nació el nombre, pero la fórmula jamás fue revelada en voz alta, solo en sus notas, las cuales