Hace 32 años

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HACE 32 AÑOS

Base del Consorcio Praetor.

Departamento del Amazonas, Colombia

Hospital del Comando Médico

Carmen Santo Domingo estaba pegada al teléfono en un intento de hablar con su familia para avisarles de la llegada de Sofía Isabella, mientras yacía en la cama de hospital dentro del Comando Médico con contracciones, quería a su madre con ella; pero su padre había ordenado no tener cercanía con ella considerándola una traidora por haber elegido a Vladimir. Pronto le contestaron, una de sus hermanas Carla se alegró de escuchar la voz de su pequeña, la favorita, la quería mucho y nada de lo dicho por su padre logró arrancarle las ganas de estar en contacto con ella, Carmen le contó sobre la bebé, por ello Carla se emocionó, mientras susurraba que le contaría a su madre de inmediato, quien pronto pasó al teléfono, la ira contra su hija se había esfumado conforme pasaron los años, y en aquel momento solo podía pensar en tenerla cerca.

Pronto se escuchó la voz de sus otros hermanos mostrándose curiosos por la razón de las mujeres para estar ambas en el teléfono con emoción, pero a ellos no se les reveló, estaban de parte de su padre y podían arruinarlo todo, entonces se despidieron prometiéndole a Carmencita ir a verla en tanto pudiera escaparse de Ramón. Al colgar entró su esposo, Vladimir era un hombre excepcional, la amaba así como a la niña dentro de su vientre, aunque sabía que no era su hija biológica, pero en sus propias palabras "Esa pequeña es parte de ti y con eso me basta para amarla", por esto muchos lo llamaron cuernudo, idiota, pendejo, sobre todo su hermano Erick y su padre Mijaíl; no obstante, poco tomaba en cuenta sus palabras, pues para él solo existían tres mujeres quienes realmente le importaban: su madre, Carmen y Sofia Isabella.

Fuera de la habitación, en el primer piso del hospital, Vladimir caminó hacia los elevadores para descender al primer sótano de seguridad y de allí a los de Investigación Química, Carmen le había encargado la tarea de verificar cómo estaban clasificando algunos de sus descubrimientos mas recientes, pues en sus últimos dos meses había estado confinada a la ama por su embarazo de alto riesgo, entonces Mijaíl Volkov tenía acceso ilimitado a su trabajo, pero ello le ponía los vellos de punta, él se sentía muy orgulloso de su mujer y lo lejos a dónde había llegado con su investigación; sin embargo, empezaba a darse cuenta de lo nocivo de las consecuencias una vez ella finalizara... La Quimera había sido un boom dentro del gremio, pues fue la primera vez que alguien lograba unir componentes como aquellos con éxito sin afectar las propiedades de los compuestos haciéndolo mucho más letal.

Vladimir era consciente de los riesgos a nivel mundial si su padre tenía la cúspide de todo lo hecho por su esposa, por ello pensaron en hacer una copia incompleta en el Consorcio, pero la real a una ubicación desconocida para todos lo Praetor, donde estaría seguro de las garras de los Volkov. Entonces luego de pasar el sótano de seguridad, tomó el otro elevador hacia los bajos donde estaba el puesto de la Investigación Química de Carmen donde se encerraba por largas horas aun embarazada pues era gran apasionada por el tema, hasta hace poco cuando debió quedarse en cama por su salud, pero no se desprendió de ello para nada, escribió fórmulas posibles para solucionar las dificultades en sus compuestos, por esa dedicación había podido llegar tan lejos en su tarea.

Las sustancias tendrían una repercusión importante si se llegaba a perfeccionar porque actuaba de manera peculiar sobre el cuerpo humano como ninguna otra, pero las pruebas en humanos eran la fase tres; sin embargo, sería difícil encontrar quien quisiera exponerse a las consecuencias venideras, aunque todavía faltaban muchas mas cosas antes de poder pensar en ese paso. Vladimir bajó hasta el -3 donde estaba el lugar de trabajo de Carmen, un espacio amplio con algunas jaulas adosadas a una pared donde había algunos conejillos de indias, en la mitad del espacio rectangular había mesas de metal plateado con microscopios, medidores, instrumentos para toma de muestras, entre todo lo necesario para la investigación, así como botecitos para vacunas.

A un lado un ordenador, lo más nuevo de la época, aún más diseñado por el departamento de desarrollo militar exclusivo de los Praetor, dándoles herramientas un poco más avanzadas en comparación con las vistas en los civiles, allí almacenaba los datos y la tarea de Vladimir era sacar en casetes lo más posible de información y así poder abrirla en casa con tranquilidad, pues eliminaría tanto como fuera posible a cuenta gotas para no ser descubierto por los superiores. Se puso manos a la obra para descargar datos algunos casetes, descargó los datos de la composición química base de las sustancias, así como las posibles reversiones nombradas por su amor a la mitología, per aun no había divulgado aquellos nombres, solo los sabían Carmen y él mismo.

Continuó hasta poder sacar cinco casetes hasta el tope de almacenamiento, pero al tratar de salir, notó alguien en camino allí, abriendo la puerta gruesa de metal con cierre de contraseña exclusiva de Carmen, o eso se suponía, nadie más debía tener permiso de entrar, pero si le encontraban allí podía haber problemas; por ende, se escondió tras un gran refrigerados ancho y largo donde se mantenían a la temperatura deseada las sustancias allí. Hacía calor pues estaba de frente con la parte de atrás. Ponto dos voces conocidas para él entraron, eran Mijaíl y Erick Volkov, su padre y hermano, discutían sobre cómo acceder a la información que el propio Vladimir había sacado segundos antes.

—¡Tienen que estar en algún lado! —exclamó Mijaíl con desespero casi tangible—. Tengo un trato con esos hombres.

—¿Qué hacemos? En el sistema no hay registro y esa computadora está bloqueada, sin la contraseña no haremos nada —la respuesta de Erick lo dejó mudo por unos segundos, pero se oía como revolcaba todo, instrumentos y la silla—. Esa maldita mujer es muy astuta, solo poniéndole un rifle en la cabeza exigiéndole abrirlo, no podemos hacer nada.

—Esperaremos de forma paciente, una vez la tenga completa, se la arrebataremos.

—Podría tardar años, lo sabes, mucho más porque no es del CMIQ y debe hacer misiones, eso en caso de poder terminarlas —respondió Erick una vez más.

—Esa mujer no me agrada, pero debo reconocer sus habilidades, es muy inteligente, las encontrará aunque le tome cinco o más años —Mijaíl espetó de nuevo, mientras se seguía escuchando el sonidos de varias cosas al ser movidas.

Vladimir solo podía pensar en querer sacarlos porque la parte trasera del refrigerador lo sofocaba al soltar calor, pero por nada del mundo podría salir, se pondría en peligro, en cambio, una quemadura del calor era menos grave. Pronto se detienen los ruidos para dejar sola la sala y él pudo salir con más calma aunque con cautela, podrían regresar en cualquier momento, sobre todo porque podrían querer arreglar el desastre causado, había pedazos de cristal, parecía un embudo junto a tubos de ensayo también en el suelo, pero lo más inquietante fue la conversación, ¿Estaría su esposa en peligro por ser pieza clave en la ascensión al poder de Mijaíl?

Le temía a la respuesta.

Nunca se imaginó que ellos mismos serían los causantes de asesinarlo vilmente como si fuera un extraño más, solo por resistirse a darle la llave del poder

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Cenizas Quedan: RP#2©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt