Capítulo 17- Llegas cuando estoy a punto de olvidarte

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Capítulo 17

Llegas cuando estoy a punto de olvidarte*

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North Las Vegas, Nevada

KAAN KARAMAN

"Una vez te juré destrucción y es el momento adecuado, mi no tan querido amigo. Ha llegado el tiempo del Ziz bíblico (1)*, la bestialidad cubrirá el sol de tu mundo con sus alas hasta dejarte en oscuridad"

Escribe Kaan con una pluma fuente, en su caligrafía se nota la elegancia característica de su ser, y lo pone la nota en un arreglo de rosas negras siguiendo su patrón, ese ese color para promesa de muerte, rojas para avisos de guerra, amarillas para advertencias y blancas para la paz. Todos en el mundo del tráfico sabe qué sucede cuando el líder de La Tríada envía un arreglo como el que estaba listo para irse hacia una zona de Nevada en donde un político, que no sabe quién es en realidad, le ha tendido una trampa poniéndole una cita para armar un operativo con las autoridades y atraparlo, pero él siempre está tres pasos por delante de su rival.

Hace solo solo sesenta minutos el operativo fue marcado como fallido y entonces las rosas le llagarán como un ya esperado aviso de "lo sé todo y lo veo todo" con un toque un tanto tétrico.

—¿Por qué flores, Kaan? Jamás lo he entendido —murmura Aslan junto a él, mientras examina el arreglo desde adelante.

—Porque la bestia más peligrosa no es la que ruge mostrándole a todos su gran poder, sino la que parece tranquila y ataca cuando menos te lo esperas. Las flores tienen una connotación en base a ello, la calma antes de la gran tragedia, la delicadeza del aviso preguerra.

—¿De dónde sacas todo eso? —pregunta el chico curioso, porque aunque no lo admita, admira a su padre en todos los sentidos, es su ejemplo a seguir y sentir su decepción le orilla aun más a la rebeldía, pero en el fondo su padre siempre ha sido un ídolo en su mente.

—De los libros, As, allí encuentras mundos dentro de mundos —Kaan estira la mano y la pone sobre su hombro—, el conocimiento infinito existe y está dentro de los libros, la fuente inagotable de sabiduría pura.

—Quiero leer algo clásico ¿Me recomiendas?

—El conde de Montecristo, era el favorito de tu madre —murmura, mientras camina al librero para sacar la edición, la misma que solía leer Alessia en su tiempo de casados—, este mismo libro.

—¿Sí? —exclama emocionado, la figura materna le ha hecho falta desde siempre, pues los abandonó cuando apenas tenían dos años, es decir, hace dieciséis años, pero Karaman jamás pudo decirles la verdad, por ello les ha mantenido en la mentira de que su madre desapareció en medio de la guerra de mafias por retaliaciones de bandos enemigos—, Dámelo, lo cuidaré mucho... oye, siento lo del otro día con Isabella Fox, a veces resiento el tiempo que pasas con ella, si de por si casi no tienes momentos libres, le dedicas ese tiempo en lugar de con nosotros.

—No sabía que te interesaba pasar tiempo conmigo —exclama Kaan con extrañeza—, pero si lo quieres, lo haremos.

—Todo joven quiere atención de sus padres, y no soy la excepción ni Defne tampoco.

—Está bien, buscaremos como hacerlo. Te lo prometo —el joven asiente con una pequeña sonrisa para despedirse contento.

Su padre queda casi estupefacto, Aslan es su hijo rebelde, el del comportamiento desbocado y para nada controlado como su hermana melliza Defne, quien es la otra cara de la moneda, aunque Kaan jamás los ha comparado en voz alta, no les haría ese daño, pero él, con su comportamiento se ha alejado más aún. De repente, suena el móvil por el dispositivo de Roschel, quien despierta para ofrecerse a tomar la llamada, pero él le pide desviarla a su segundo número encriptado, pues sabe quién es, ha quedado de llamarlo a la hora del meridiano. Normalmente no tomaría la llamada él mismo, pero quien llama es merecedor de su atención.

Cenizas Quedan: RP#2©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora