Capítulo 3. Libido parte 2

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Bastaron unas sonrisas para que Ernest se ganara a Elizabeth, ella lo invito a pasar, después de hablar por algunos minutos Elizabeth y Ernest se quedaron en silencio y comenzó un juego de miradas.

-Tu Padre se quedó corto cuando me dijo que eras hermosa. -dijo mientras observaba detenidamente las piernas de Elizabeth, ella sonreía. -Darte placer a ti misma está bien, pero sería mejor que alguien más hiciera ese trabajo. -expresó y acaricio el rostro de Elizabeth, ella se quedó paralizada al escuchar esto.

- ¿Cómo sabes? -cuestionó sorprendida, Ernest enarco una ceja.

-Tu respiración... -contestó y pasó lentamente su dedo índice bajo la nariz de ella para después ir bajando con lentitud hasta llegar a su pecho. -Tus latidos... -agregó y posó su mano sobre el pecho de Elizabeth.

Y de nuevo la respiración y los latidos de Elizabeth comenzaron a acelerarse.

- ¿Qué quieres de mi Ernest? -cuestionó agitada, él enarco una ceja y se acercó un poco más.

-Tú eres lo que quiero ahora. -le susurró al oído para después succionar el lóbulo de su oreja.

La hija del incubo se estremecía por completo con tan solo rozar su piel con la de Ernest, él demonio iba dejando pequeños besos en el cuello de Elizabeth hasta llegar a su clavícula, la chica ardía en deseo, sentía como los labios de Ernest quemaban y eso le excitaba más.

-¿Cómo pudiste sentir mis latíos y mi respiración? -cuestiono agitada. -¿Qué es lo que sientes ahora? -Elizabeth le preguntó a Ernest, él estaba concentrado besándole el cuello y acariciando sus piernas.

-Lo único que puedo contestarte es que precisamente ahora siento como algo arde y palpita de lujuria. -contestó y la miró fijamente. -Y no estoy hablando de tu corazón. -añadió con una mirada penetrante y pervertida, Elizabeth enarcó una ceja.

Después las palabras se esfumaron, Ernest y Elizabeth comenzaron a besarse desenfrenadamente para después ir a la habitación y continuar.

-Nunca he hecho esto. -comentó y Ernest se detuvo para verla. -Es mi primera vez. -

El demonio sonrió y al mismo tiempo comenzó a bajar su cremallera.

-lo sé. -respondió.

Ernest pensó que tenía todo bajo control, y que sería el primero en el historial sexual de Elizabeth, pero no cantaba con lo siguiente.

Alan estaba en el rincón oscuro de un bar seduciendo a su tercera víctima y de pronto algo lo detuvo.

-¿Qué pasa? -cuestionó la lujuriosa mujer que estaba aferrada al cuello de Alan.

-tengo que irme. -respondió y se alejó rápidamente de ella.

-¡espera! ¡No puedes dejarme con las ganas! -gritó la pelirroja mientras tomaba a Alan del brazo.

-¿Quieres ver que si puedo? -contestó lleno de furia, la mujer se asustó y salió corriendo.

Alan se apresuraba a caminar entre las personas incluso pasaba a empujar sin voltear a ver.

El departamento estaba ardiendo, literalmente, Ernest se encargó de desnudar a Elizabeth, y antes de penetrarla se acercó a su oído.

-Te dolerá, pero te va a gustar. -

Y de pronto la puerta de la habitación se partió en pedazos, Elizabeth y Ernest se sorprendieron.

-¡Hijo de puta! -bufó Alan, en su voz podía escucharse la rabia y el enfado.

-Mierda... -masculló el demonio al ver a Alan enfadado.

Alan tomó a Ernest y lo aventó con fuerza hacia la pared, esta última se descuartizo levemente.

Succubus ( Incubus  #2) *PAUSADA TEMPORALMENTE*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora