Capítulo 28.Hogar roto

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El señor Radcliff conducía velozmente hacia su casa, durante ello por su mente no dejaba de pasar aquella escena que le atormentaba. Los ojos castaños de Dylan empezaron a humedecerse, una pequeña lágrima salió de su escondite en cuanto sus ojos parpadearon, él sintió aquella gota de tristeza deslizándose por su mejilla y no dudó en limpiársela con rudeza. Por fin Dylan llegó a su destino, bajó rápidamente de su automóvil, al entrar a su lujosa casa lo primero que hizo fue servirse uno de sus whiskies favoritos. La respiración de Radcliff era acelerada, sus pasos eran confusos, él caminaba de un lado para otro sin saber que hacer o cómo actuar y de pronto sus ojos no soportaron tantas lágrimas escondidas.

—¿Por qué? —murmuró, su mirada se perdió en el vacío. —¿Por qué Amber? —cuestionó.

Los ojos de Dylan se elevaron poco a poco y lo que ellos apreciaron fue el hermoso cuadro en donde la belleza y juventud de Amber venían plasmadas. Dylan comenzó a caminar lentamente sin dejar de ver aquel cuadro que supuestamente la señora Jenna le había obsequiado a su hija.

—¿Por qué Amber? —cuestionó exaltado.

El vaso de cristal que se encontraba en manos de Dylan voló con fuerza hacia el cuadro por consecuencia del enojo y prepotencia del ahora decepcionado esposo. Gracias a ese acto de furia el cuadro cayó al instante juntó al vaso de cristal, este último se destrozó por obvias razones y ahora la zona estaba cubierta de pequeños cristales punzocortantes.

—Perdóname, no debí. —se disculpó, su rostro estaba empapado de lágrimas.

Radcliff se arrepintió al ver el cuadro en el piso, luego de ello se acercó con la intención de levantarlo y posicionarlo a su lugar.

—Quizás estoy exagerando, ella no es capaz de engañarme, no lo es. —musitaba y a su vez levantaba el cuadro.

Con el cuadro en manos, Dylan soltó un suspiro tratando de calmar sus pensamientos. Justo cuando el señor Radcliff estuvo por regresar el cuadro a su lugar, su mirada triste logró ver unas pequeñas letras cursivas. Por supuesto al notar aquellas letras Dylan dedujo que se trataba de alguna leyenda típica de los pintores y su curiosidad lo invitó a acercar su mirada a aquellas letras. Pronto la expresión triste de Dylan cambió por completo, ahora su rostro demostraba enojo.

—"Tengo el gran privilegio de pintar tu belleza, pero amarte, ese es un maravilloso privilegio que no se compara con nada" —leyó Dylan en voz baja, su mirada estaba llena de ira. —"Eternamente tuyo, Alan" —

Dylan terminó de leer aquella leyenda y comenzó a recordar la primera vez que vio esa pintura.

"—Es maravilloso, es precioso, es perfecto, es magnífico. —dijo asombrando. — ¿Quién te lo ha obsequiado? —cuestionó.

—Mi Mamá... —

—Es fabuloso, tenemos que ponerlo en un buen lugar. —

—Sí, tienes razón. —"

Radcliff cerró sus ojos con tristeza dejando caer más lágrimas, su corazón terminó de romperse ya que pudo darse cuenta que todos estos años Amber estuvo mintiéndole.

Mientras Dylan terminaba de decepcionarse, Amber regresó a la oficina de su jefe únicamente con el fin de pedir permiso para salir e ir en búsqueda de su esposo. En lo único que pensaba la señora Radcliff era en aclarar la situación con Dylan. Por supuesto Víctor no le negó el permiso de salir e incluso tuvo la amabilidad de ofrecerle un raite a Amber el cual ella se negó a aceptar, eso empeoraría las cosas. Con el corazón afligido Amber salió del gran edificio, luego de ello le hizo la parada a un taxi el cual la llevaría hasta su casa en donde ella suponía que se encontraría su esposo. Cuando Amber llegó a su destino, entró a la casa y corrió hacia la pequeña oficina de su esposo en donde por supuesto él no estaba. La señora Radcliff recorrió toda la casa sin hallar rastro alguno de Dylan, pero al llegar a la sala de estar se percató de los cristales en el piso.

Succubus ( Incubus  #2) *PAUSADA TEMPORALMENTE*Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt