Capítulo 16. Fitzgerald parte 1

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Al día siguiente, la sensual Elizabeth salió de su casa a base de mentiras, les dijo a sus Padres que iría a la biblioteca para distraerse un poco, por supuesto Amber y Dylan creyeron en su hija sin saber que ella se iría a encontrar con el hombre que ella más amaba, al que miraba no como demonio sino como superhéroe. La joven se encontraba en el salón de música abandonado, esperaba ansiosa la llegada de su adorado Padre, pronto una sonrisa empezó a dibujarse en su rostro al verlo entrar.

- ¡Papi! -gritó y se lanzó a sus brazos.
El incubo la recibió aunque él no parecía muy contento, su rostro se mantenía serio y Elizabeth al darse cuenta dejó de sonreír.
- ¿Ocurre algo? -interrogó, Alan se alejó de ella, caminó hacia la tarima y se sentó esta última.

- ¿Porque lo has hecho, Elizabeth? ¿Porque? -cuestionaba y parecía decepcionado.
- ¿Hacer qué? -preguntaba sin entenderle.
- ¿Porque teniendo tantos jóvenes a tu alrededor tomas a tu hermano como víctima? -inquiría furioso, ahora se encontraba bajo la tarima y en su mirada había decepción.
Elizabeth frunció el ceño y miró a su alrededor donde no estuviera la mirada furiosa de su Padre, ella buscaba una buena respuesta por dar.
-Tienes que parar. -
- ¿Es una sugerencia o una orden? -ella interrogó con un tono divertido mientras se cruzaba de brazos.
- ¡Es una orden! -exclamó alterado.
Esa actitud le tomó por sorpresa a Elizabeth, su Padre casi nunca le hablaba de esa forma, ella se ofendió y miró a su Padre con tristeza.
-Debes dejar a Mike en paz, no es divertido lo que haces, no es bueno. -dijo ahora un poco más tranquilo.
- ¿No es bueno? -se escuchó a lo lejos la voz de Ernest.
El demonio apareció de la nada, reía diabólicamente y de una manera exagerada, parecía gozar el comentario de Alan.
-Alan...Alan, empieza a preocuparme aún más tu situación. -comentó con el ceño encogido. - "¿No es bueno?" -imitó la voz de Alan e hizo un gesto burlón. -Deberías enseñarle mejores cosas a tu hijita. -
-No es asunto tuyo, tú lo has dicho es mi hija y yo decido como educarla. -
-Ya sé que es tu hija, se ve a kilómetros que lo es, pero recuerda que somos demonios y hacemos el mal, estamos aquí para hacer sufrir a los seres humanos, tu hija está haciendo un excelente trabajo con su medio hermano y tu vienes y le dices que "no es bueno". -decía, el demonio tomó de la mano a Elizabeth y la acercó hacia él.
-Aunque Mike sea hijo de Dylan no deja de ser hermano menor de Elizabeth, los dos son hijos de la misma Madre y no pueden suceder actos sexuales entre ellos, es enfermizo. -opinó tajantemente. Elizabeth aun parecía triste y Ernest posó su mano sobre la cabeza de ella haciendo que las cabezas de ambos quedaran juntas.
-No lo escuches bebé, para tu Papi el tema de la familia es muy delicado. -le susurraba Ernest a la hija del incubo y con su mano acariciaba el cabello de ella. -Esa actitud tuya es alarmante, no sé porque me sorprende si tú no eres un auténtico incubo. -
- ¿Qué quieres decir? -ella cuestionó sorprendida y miró al demonio.
-Creo que ya sabes a lo que me refiero. -contestó y después dejo un beso en su mejilla. -Me voy... -indicó y empezó a alejarse.
- ¿Solo a eso has venido? ¿Apareces después de tiempo solo para venirme a decir cómo educar a mi hija? -preguntó molesto y el demonio se detuvo sin darle la cara.
Ernest sonrió de lado, miró de reojo al íncubo y siguió su camino dejando a Alan mucho más molesto. Luego de respirar profundamente, Alan y su hija se sentaron sobre la tarima, los dos estaban callados, miraban hacia el vacío mientras movían nerviosamente sus pies.
- ¿Ernest dijo que no eres un demonio autentico porque fuiste un humano, cierto? -curioseo, Alan suspiró y asintió sin dedicarle una mirada a su hija. - ¿Qué tiene de malo eso? Es decir, a mí no me importa, para mi tu eres el ser más auténtico y grandioso del planeta. -
Al escuchar eso el incubo esbozó una pequeña sonrisa, pasó su brazo por los hombros de su hija y la acercó más a él.
-Dices todo eso porque eres mi hija. -expresó divertido.
-No, lo digo porque es verdad. -
Las siguientes dos horas, Padre e hija permanecieron en el viejo salón de música disfrutando cada segundo que pasaba, se abrazaban, reían, jugaban y hablaban, ella platicaba sobre cómo es vivir con tantos hermanos y lo complicado que es tener que decirle "Papá" a Dylan, y en cuanto Alan, él preguntaba por Amber, y cada que Elizabeth contaba algo de su Madre los ojos de Alan brillaban y su sonrisa engrandecía.
-Sé nota que la amas mucho. -comentó al ver como él reaccionaba.
-No tienes idea de cuánto. -
Luego de estar un tiempo con su Padre, Elizabeth llegó a su casa y encontró a su Madre de mal humor, ahí también se encontraba Talia.
- ¿Que le han hecho a mi Madre ahora? -Elizabeth cuestionó y abrazó a Amber.
-Está desesperada, el chico que contrató Dylan deja todo perfecto y ella está inquieta, tiene la necesidad de hacer algo. -habló Talia mientras hojeaba el periódico.
Elizabeth se apartó de su Madre y la miró, y a su mente vino la idea de Victoria.
-Consigue un trabajo. -soltó con una sonrisa, Amber alzó las cejas y miró a su prima, Talia enarco una ceja y sonrió de lado.
-Tu hija es muy inteligente, no sé cómo no se nos ocurrió a nosotras. -comentó admirada. - ¡Y justo estoy en el apartado de empleos! -expresó emocionada.
Amber y su prima empezaron a buscar en el periódico mientras Elizabeth iba a cambiarse de ropa para sentirse cómoda en casa.
-Mira, esta se ve interesante, buscan secretaria. -sugirió y señalo con su dedo.
-Fitzgerald & asociados. -leyó en voz baja. -Ese apellido... -murmuró con el entrecejo fruncido.
-No sé tú, pero a mí me parece excelente para ti, dice medio turno así que podrás trabajar y estar con tu familia. -aconsejó.
Amber no estaba muy convencida.
-No sé, tendría que consultárselo a Dylan. -comentó, Elizabeth venía bajando las escaleras y escuchó a su Madre.
- ¿Qué? -Elizabeth cuestionó perpleja. -Dylan no te consultó lo de Damian, así que yo no veo porque tengas tú que consultarle esto. -añadió y se paró frente a su Madre. -Si ya encontraste algo que te guste, hazlo, recuerda que el que no arriesga no gana. -
Amber analizó las palabras de su hija, poco a poco empezó a sonreír, tomó un plumón color rojo y dibujo un círculo sobre aquel empleo que le gusto.
- ¡Lo haré! -expresó, Talia y Elizabeth se emocionaron ante la respuesta.
Muy emocionada Amber buscó todos los papeles necesarios, elaboró su currículum y después puso todos sus papales en una carpeta. Con la ayuda de Elizabeth, Amber eligió la ropa que llevaría, según Elizabeth su Madre tenía que ir elegante pero no tanto, muy guapa y segura de sí misma.
-Estoy preparada. -dijo mientras se veía al espejo, Elizabeth estaba a su lado y sonreía ampliamente.
-Cuando te vean te darán el trabajo sin necesidad de entrevistarse o de leer tus papeles. -alagó y Amber río.
Ahora sólo quedaba presentarse en aquella empresa, los nervios estaban presentes. Después de tomar un taxi, Amber llegó en aquel gran edificio, entró y habló con la recepcionista, después Amber fue al elevador para dirigirse al séptimo piso en donde se solicitaba el puesto, cuando Amber llegó la recibió una joven de aproximadamente 27 años, su nombre era Darla, era rubia, voluptuosa y masticaba su goma de mascar de una manera extraña.

Succubus ( Incubus  #2) *PAUSADA TEMPORALMENTE*Where stories live. Discover now