Capítulo 9. Almas malignas

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Pasaron 10 días, la espera de Amber estaba a punto de terminar, en cuestión de días tendría a su familia completa y eso le emocionaba tanto, y no solo eso, también estaba feliz porque últimamente su relación con Dylan había mejorado. Era tanta su felicidad que realizó un convivio en su casa, en aquel convivio llegó Emily y su familia, también asistieron los hijos de Chris. Mark, él apuesto esposo de Emily, Derek y Dylan se encargaban de asar la carne en la parrilla con sus respectivas cervezas, Derek no tenía cerveza ya que no tenía permiso de beber alcohol hasta que cumpla la mayoría de edad, y por esa misma razón estaba con su Padre para tratar de convencerlo y ganar su cerveza. Los demás jóvenes estaban disfrutando de la alberca; Alisson, Ancel, Zoe y Edward jugaban la pelota, Mike y Aylin platicaban en la orilla de la alberca, Amber miraba a lo lejos a Mike y Aylin y sonreía.

− ¿Entraras a la alberca? -preguntó Emily, ella estaba tras Amber.

−Es poco probable ¿Y tú? -

−No, la alberca nunca fue lo mío−contestó y después miró hacia la alberca.−Se gustan. -comentó mientras se acercaba, Amber la miró de reojo y sonrió. − ¿No te habías dado cuenta de que mi hija y tu hijo se gustan? -preguntó divertida, Amber asintió sin dejar de observar cómo se miraban ambos chicos. − ¿Y qué opinas de eso? -

−Opino que ambos tiene buenos gustos. -contestó.

− ¿Y también observaste como se miran Edward y Zoe? -curioseo y ambas miraron hacia donde se encontraban los chicos jugando la pelota.

−Tus hijos están empeñados en convenirme en suegra. -bromeó y ambas rieron.

−No es culpa mía que tenga química entre ellos. -

− ¿Quiénes tiene química? -habló el hijo de Emily.

Amber y Emily dieron un respingo, Edward se acercó a ellas sin que ellas lo notaran.

− ¡Hijo! ¿Tan pronto se terminó el juego? -cuestionó Emily, Edward negó con la cabeza.

−Decidí ayudar a Papá y Tío Dylan, y si me permite mi Tía pasare a su cocina a traer unas cosas que me pidieron. -

−estás en tu casa. -Amber contestó amable.

− ¡Yo iré contigo! -dijo su Madre, Edward no pudo negarse.

En la cocina, Edward buscaba algunas cosas y su Madre le ayudaba y en ese momento Emily escucho que alguien llamaba a la puerta, Emily pudo notar que nadie escuchó el timbre así que fue ella quien se encargó de ver quien tocaba el timbre, en cuanto abrió la puerta sintió su piel erizarse pues frente a ella estaban unos hermosos ojos azules, iguales a los de su hijo, aquellos ojos eran de Jack. Emily sintió su corazón palpitar de prisa después de ver después de tanto tiempo al hombre que dijo amarla en el pasado.

− ¿Emily? -Jack interrogó perplejo, miró disimuladamente a Emily de pies a cabeza y estaba asombrado, aunque su rostro no había cambiado casi nada definitivamente su cuerpo si, ahora ella estaba mejor físicamente.

Emily estaba boquiabierta, pues este Jack maduro se veía mejor que el Jack de su juventud, ahora Jack también estaba mejor físicamente.

− ¡Mamá! -exclamó Edward a lo lejos.

Emily se quedó en shock porque quizás Jack se daría cuenta de que Edward es su hijo y obviamente no era momento de revelar cierta noticia.

− ¡Mami! ¿Qué pasa? -preguntó y comenzó a acercarse, Emily volteo a verlo y no sabía qué hacer para evitar que su hijo y Jack se conocieran.

Pero aunque a Emily se le ocurriera la mejor idea del mundo de cualquier manera Jack conocería a Edward. Con forme Edward se acercaba a la puerta Jack abría más y más sus ojos examinando cada detalle de aquel joven de grandes ojos azules.

Succubus ( Incubus  #2) *PAUSADA TEMPORALMENTE*Where stories live. Discover now