Capítulo 31. La única excepción

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Después de tantos años de alejamiento, al fin sus miradas volvieron a conectarse, sin falsedades y con un mar de emociones contenidas. Mientras que Alan moría por correr a abrazar a Amber, ella se mantenía en shock. En el rostro de Alan podía notarse felicidad, sus ojos verdes no se cansaban de contemplar la mirada aturdida de Amber mientras el silenció en el salón empezaba a ser acompañado por la respiración acelerada de Amber. Pronto Alan comenzó a notar cierto temor y confusión en ella, algo que provocó que el incubo opacará por un momento su sonrisa.

—Hola. —saludó Alan y de nuevo su sonrisa apareció.

Para Alan era extraño y emocionante este momento ya que sentía como si fuese un adolecente temeroso al rechazo. El saludo de Alan no obtuvo respuesta, ya que Amber seguía inmóvil y sin habla.

—¿Podemos hablar? —cuestionó Alan.

—¿Hablar? —contestó nerviosa. —¿Sobre qué? —interrogó con la voz temblorosa.

Alan sonrió con ternura ante el nerviosismo evidente de Amber.

—Te invitó a que subas. —dijo y Amber mantenía su mirada temerosa. —Por favor, sube a la tarima, Amber. —pidió y extendió su mano esperanzado a que Amber subiera y entrelazaran sus manos.

Amber estaba dudando mucho y Alan soltó un suspiro largo ante la desconfianza de ella. Ahora Alan no sonreía como hace unos instantes, pero era comprensible que Amber reaccionará con desconfianza por todo lo que ocurrió en el pasado.

—Vamos, solo sube los escalones—pidió el ojiverde.

La señora Radcliff tragó en seco, dudosamente caminó hacía el primer escalón y antes de subir miró a Alan con desconfianza.

—Solo los escalones, Amber, después de ello decidirás si continúas caminando o no. —expresó paciente.

Con lentitud Amber subió el primer escalón, luego de ello subió el segundo y por último el tercero, todo esto sin despegarle la mirada a Alan.

—Perfecto. —dijo él mientras sonreía emocionado.

El corazón de Amber empezó a latir con rapidez, Alan abrió la boca con la intención de hablar, pero dudó por un momento al escuchar aquel corazón apresurado.

— La razón por la que hice que me siguieras es porque necesitaba verte. —expresó perdido en su mirada.

—¿Necesitabas? —preguntó y frunció el ceño.

—Sí, Amber. —contestó mientras asentía con lentitud. —Resultas ser indispensable en mi vida. —expresó mientras la miraba con amor, Amber sonrió con ironía.

—Ya... entiendo, me necesitas y también mi energía vital para sobrevivir. —contestó con frialdad, Alan cerró los ojos y apretó los labios. —Lo que no comprendo es porque específicamente me buscas sabiendo que hay millones de mujeres que el mundo te ofrece. —añadió, él abrió sus ojos y humedeció levemente sus labios con su lengua.

—Aunque el mundo me ofreciera millones de mujeres yo te sigo prefiriendo a ti, siempre a ti. —respondió y dio un paso hacia adelante, Amber retrocedió un escalón. —Sé que tienes suficientes motivos para mirarme como lo estás haciendo ahora, tu desconfianza hacia mí es razonable y el temor que sientes también lo es. —expresó y de nuevo se perdió en la mirada suspicaz de ella.

—Ya di que es lo que quieres, no le des tantas vueltas al asunto. —pidió y evadió su mirada enamorada.

—Deseo que me des la oportunidad de cambiar la imagen que tienes de mí, si me das esa oportunidad haré que todo el temor, la desconfianza y tus miedos desaparezcan, lucharé para que de nuevo me veas con amor y mi principal objetivo será hacerte feliz en todos los sentidos. —

Succubus ( Incubus  #2) *PAUSADA TEMPORALMENTE*Onde histórias criam vida. Descubra agora