Relámpagos y fuego dados forma [ DxD ] [ 🔵 ]

C30: Valí lo quiere

Después de que el grupo de Kurayami se fue, Vali entró al mismo laboratorio arrastrando a un tipo inconsciente por su camisa. Su cara estaba magullada y el pequeño gato blanco en su cabeza mostraba que tenía su equipo sagrado. "¿Kouki?" Vali ascendió y desde un pequeño muñeco de dragón blanco en su hombro habló Albion. "Siento a Draig, ¿dónde está?" Azazel señaló el Boosted Gear en una vitrina especial. Vali lo miró de arriba abajo y luego de nuevo a Azazel.

"¿Qué harás con él? ¿Cómo lo conseguirás?" Azazel gritando. "Kurayami lo consiguió. Podríamos entregárselo a Akeno pronto si él quiere eso." Vali sabía que era fuerte, pero no tenía un Sacred Gear. "Ella será una rival digna. Sin embargo, mi verdadero rival es Kurayami. Ese tipo es un monstruo". Azazel se río. "Hizo algo loco y se volvió aún más fuerte..."

Vali agarró la camisa de Azazel y lo sacudió. "¿Qué hizo? Dímelo". Azazel explicó. "Absorbió otro Longinus y sus dos Longinus se fusionaron en algo mejor". Vali miró al Guantelete Rojo y miró a Azazel. "Cambio de aviones. Ponlo en mí".

Albión habló de nuevo. "Vali. Eso no funcionará. Draig y yo somos totalmente opuestos y morirás o quemarás tu fuerza vital hasta convertirla en nada". Azazel negó con la cabeza. "De ninguna manera Vali. Escuchaste a Albion y morirás si lo intentamos. Además, Kurayami lo entendió y él decide qué pasa con él".

Vali se sentó y pensó en ello. "Búscame uno que permita que el mío se fusione". Azazel suspiró. "Crees que puedo encontrar uno mágicamente. Cuál funcionaría con Albion lo suficientemente perfecto como para fusionarse. Kurayami fue una casualidad y ambos eran tipos de Avatar separados. Canis Lycaon e Incinerate Anthem simplemente coincidían".

Vali escuchó cuáles y sintió que necesitaba Boosted Gear aún más. Miró el Guantelete y empezó a pensar en una forma de robarlo. Azazel no era tonto y sabía lo que estaba planeando. "Ni siquiera lo pienses. En caso de que hagas algo tonto, me llevaré esto conmigo". Tomó el Boosted Gear y salió de la habitación poco después.

Vali miró al pequeño gato blanco que le siseaba. Sus colas se convirtieron en lanzas y lo apuntaron. Sacudió la cabeza. "No. No coinciden. Albion, alguna idea." Albion suspiró y pensó en ello. "No. No se me ocurre ninguno." Vali permaneció allí durante una hora entera pensando en Sacred Gears que se fusionarían perfectamente con Divine Dividing.

De vuelta en la casa de Kurayami, cuando entró, su madre estaba esperando y la espada que dejó estaba siendo utilizada para preparar la cena. Observó cómo ella convertía esas verduras en carne picada como si no fuera nada. Respiró hondo y entró.

Lo que vio fue a Kuroka atado al sofá y cuando lo vio lloró. "SÁlvame, Nueva York". Cuando su mamá lo vio, sonrió y agarró la espada. "Entonces, no sólo robaste el equipo sagrado de Tobio, sino que prometiste tener hijos con Kuroka. ¿Es así?"

Iba a negarlo, pero Kuroka tenía esos ojos grandes y lindos y sus lágrimas le hicieron decir la verdad. "Sí, lo hice." Shuri sonrió y lo miró a los ojos y no encontró ninguna vacilación. "¿Por qué aceptarías algo así? Sabes que ella tiene 23 años, ¿verdad?" Sus siguientes palabras hicieron que Suzaku dejara caer un plato. "Pero tienes 29 años, Kuroka es un demonio y vivirá tanto como yo. Papá tiene miles de años, así que no es lo mismo".

Shuri suspiró y le acarició el pelo. "Sabes, a veces eres demasiado inteligente. Ahora, en cuanto al Sacred Gear de Tobio, ese es un asunto totalmente aparte". Kurayami miró a Shin en sus manos y luego a su madre. "Simplemente hice lo que él quería. Él quería una vida normal y me dijo que no lo quería". Tobio dijo eso, pero luego se arrepintió. "Ni siquiera soy humano ahora. ¿Cómo es esto normal?"

Kurayami respondió después. "Podemos sellar fácilmente tus poderes y recuerdos, así que cuando salvemos a tu novia, ustedes dos pueden ir y casarse en algún lugar si eso es lo que ella quiere". Tobio se puso rojo brillante y sacudió la cabeza. "Dije que ella no es mi novia". Kurayami caminó hacia Kuroka y comenzó a desatarla. Volvió a mirar a Tobio. "Bueno, ella nunca estará con esa actitud". Tobio se puso rojo brillante, pero lo encontró lógico.