Capítulo III

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JENNIE KIM

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JENNIE KIM

Jadeó, parpadeó y volvió a levantar la vista para cerciorarse de que realmente era ella.

Lisa se enderezó al ver a Jennie, se mantuvo erguida y le devolvió la mirada. En la pálida luz de la farola de la esquina, los ojos de Lisa parecían arder. Casi podía sentir el odio que emanaba de ella.

Pero eso era una locura. Lisa no la odiaba. Lisa acudió a ella en busca de ayuda. Lisa confiaba en ella. Incluso habían concertado una cita para mañana.

Eran sólo las sombras que se dibujaban en el rostro de Lisa, se dijo a sí misma, intentando ser razonable.

Sin embargo, era consciente de que no era así. El rencor brotaba de Lisa, envolviéndola como un aura. Se reflejaba en su postura, en la inclinación de su cabeza... se sentía en el aire y se dirigía hacia ella.

Jennie agarró con fuerza las cortinas y quiso desesperadamente continuar con lo que había empezado, cerrarlas, dejar a un lado aquella extraña aparición.

Pero la mirada de Lisa la retuvo como si poseyera el poder de Medusa para convertirla en piedra. Lentamente, los labios de Lisa se separaron en una tétrica sonrisa que expresaba ira y odio.

Aquella mujer era Lisa, de eso estaba segura, pero al mismo tiempo no lo era.

Aquella pregunta acerca del Dr. Jekyll y el Sr. Hyde llegó como un golpe a sus tripas. ¿Tendría razón? ¿Acaso estaba observando otra personalidad?

Los ojos de Lisa nunca se apartaron de los suyos, levantó el brazo y pareció que uno de sus dedos resplandecía con un color rojo. Por supuesto, el dedo de Lisa no estaba en llamas. Sólo era un cigarrillo. Lisa se lo llevó a los labios, dio una calada, luego lo bajó y expulsó un largo e indolente flujo de humo.

Mientras la cabeza de Lisa se inclinaba para seguir los movimientos de su propio brazo, ella sintió que su mirada la atraía de forma inexorable. Lisa arrojó el cigarrillo al pavimento y lo aplastó con el talón de su zapato. Jennie se estremeció. De algún modo, esa simple acción se había tornado amenazadora.

Kuma ladró y saltó hacia el alféizar de la ventana, sobresaltándola y rompiendo el hechizo, lo que desvió su atención hacia su perro. Kuma gruñó, miró a Jennie y se sentó a su lado. El pelo del lomo del can se erizó.

─¿Tú también lo sientes? No podemos equivocarnos los dos, ¿verdad, pequeño? ─Regresó la mirada hacia la ventana, con la intención de subirla y gritarle a Lisa, exigiéndole saber qué hacía allí.

Pero la calle estaba vacía.

La persona que había estado allí ya no estaba.

Pero Kuma emitió otro gruñido bajo.

El barrio era viejo, con muchos árboles y arbustos. Jennie tenía suficientes arbustos en su jardín como para esconder a un ejército.

Se estremeció, a pesar de que la habitación era cálida. El aire parecía conservar un frío residual, como si aquella mirada hubiera entrado en su casa sin ser invitada.

Entre las sombras  - JENLISA ┃ G!PWhere stories live. Discover now