Entre las sombras - JENLISA ┃ G!P

XXXIX

JENNIE KIM

Confundida y decepcionada, me deslicé sobre el banco cubierto de plástico de la cafetería casi vacía. Lisa estaba sentada frente a mí, y las luces fluorescentes acentuaban la expresión sombría de su rostro. Desde luego, esta no era la forma en que había imaginado pasar la noche.

Obviamente no habría noticias que me aseguraran que Lisa no era una asesina, que no era un peligro para mí, que no la detendrían por asesinato en solo dos días. Nada de hacer el amor con ternura y abrazarse hasta el amanecer. En lugar de eso, nos sentamos rígidamente con una mesa entre nosotras en un restaurante que olía a grasa rancia y aros de cebolla ya consumidos.

─Sólo café, ─ le dijo Lisa a la camarera.

─Yo también, ─ coincidí.

─Ahora háblame de esta llamada, ─ dijo Lisa.

Bajé la vista hacia la superficie rayada de la mesa, avergonzada de haber estado tan ansiosa por ver a Lisa y haberme dejado engañar. La tristeza me pesaba sobre los hombros. Mis esperanzas, tan florecientes hacía poco, habían sido destruidas. El amor a mi padre no había sido mi elección, no obstante, este dolor era mi propia culpa.

─Llamaste... bueno, al menos pensé que eras tú. ─ Relaté, con tanto detalle como pude recordar, las conversaciones exactas que habían tenido lugar. Tenía la certeza de que recordaba cada palabra, de que nunca sería capaz de olvidarlo. Durante media hora, me había atrevido a albergar la esperanza de que Lisa y yo pudiéramos estar juntas.

La camarera volvió y nos sirvió café en las gruesas tazas blancas. Fijó su mirada en el. Reflejaba lo que yo sentía: negro y turbio.

Lisa le dio un sorbo e hizo una mueca.

─Malo, ¿eh? ─ preguntó.

─Horrible.

No estaba segura de sí Lisa se refería al café o a toda la situación. Probablemente a ambas cosas. ─Debí de parar en algún sitio y te llamé, ─ dijo, las palabras parecían arrancadas de algún lugar profundo de su interior. ─Probablemente a mitad de camino, porque fue entonces cuando tuve la extraña sensación de que algo iba mal. Supongo que eso explica mi alerta psíquica.

─Pero, Lisa, no lo entiendo. ¿Cómo podría estar en peligro cuando ni siquiera estabas aquí? ¿Por qué querría Pranpriya que viniera a un apartamento vacío?

─No lo sé. Tal vez fue una cosa de ego, para ver si podía hacerlo después de que te advertí que te mantuvieras alejada de mí. Tal vez sólo para disgustarte, para hacerte enojar conmigo. Tal vez pensó que podría conseguirlo sin mí. ─ Lisa apoyó la cabeza en las manos.

─Todavía no puedo aceptarlo. Todavía hablo de ella como si fuera otra persona, como si no fuera yo quien está haciendo todas esas cosas innombrables.

Resistí el impulso de tocarla, de intentar tranquilizarla y consolarla. Lisa tenía que aceptar la realidad.

─No tiene ningún sentido, ─ concordé. ─ Tardé media hora en arreglarme. Si hubiera ido directamente después de que tú... ella... llamara, habría tocado, no hubiera obtenido respuesta y me habría ido para cuando tú llegaras.