Capítulo VI

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JENNIE KIM

«¡No es Lisa!» Un hombre de baja estatura irrumpió en la habitación, con los ojos vidriosos y su fino cabello gris alborotado.

─No esperabas verme, ¿verdad?

Jennie suspiró, de repente extremadamente cansada.

Joonwoo Kim. Siempre y cuando tomara su medicación, era un hombrecito manso.

Evidentemente se había saltado algunas dosis.

─No, no esperaba verte, ─ dijo. ─Tu cita no es hasta la semana que viene.

Lidiar con Lisa y la infinidad de emociones que esta le provocaba la había dejado exhausta. Quería irse a casa, disfrutar del amor sin exigencias de su perrito y meterse en la cama. Definitivamente, no tenía ganas de lidiar con Joonwoo Kim.

Joonwoo se inclinó sobre el escritorio, con la cara a escasos centímetros de la suya. ─Creíste que no me daría cuenta, ─ gruñó.

─¿Qué descubriste, Joonwoo?

─Las pastillas. Tú y mi mujer intentan envenenarme. Pero te descubrí. No voy a tomar ninguna más.

Jennie frotó el nudo en la nuca que siempre aparecía al final de los días particularmente difíciles. ─Entonces has dejado de tomar tu medicación. Joonwoo, tu sistema está desequilibrado. Necesitas esos medicamentos. Ya lo hemos hablado antes.

─¡No!

Ella saltó cuando él estampó su pequeña mano en la superficie del escritorio. Joonwoo era propenso a tener fantasías paranoicas e hiperactividad, pero nunca antes había mostrado tendencias violentas. Por un breve momento reflexionó sobre el hecho de que estaba sola con aquel hombre irracional.

Inmediatamente abandonó la idea. ¿Qué le hacía ver el peligro a cada paso? Primero la escena de la noche anterior fuera de su casa y ahora un hombre más pequeño que ella. Podía manejar la situación sola. Para eso la habían educado. Nunca había temido a un paciente... hasta Lisa Manoban.

─¿Por qué no te sientas y hablamos de esto?─ le dijo, manteniendo la voz tranquila.

─¡No!─ Le arrebató el abrecartas del escritorio y la miró con sus ojos pequeños, salvajes y desenfocados.

Tuvo que hacer un esfuerzo para no estremecerse. No debía permitir que él la dominara. Lentamente, manteniendo el contacto visual, se puso de pie. ─Siéntate, Joonwoo, ─ le ordenó con firmeza.

Pero él se apartó y cruzó la habitación.

─¡No me espíes! ─ gritó, apuñalando las cortinas con violencia y repetidamente aunque el abrecartas no penetró el material liso y pesado. ─¡Te arrepentirás!─ La amenaza, lanzada con su aguda voz, era casi cómica. Casi.

Entre las sombras  - JENLISA ┃ G!PWhere stories live. Discover now