Capítulo IX

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LISA MANOBAN

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LISA MANOBAN

El recuerdo llegó a su mente, tirándole del corazón, y se asombró de haberlo olvidado.

Había sido hija única, y Pranpriya fue su compañera de juegos imaginaria. Pranpriya y ella habían pilotado naves espaciales a Marte y habían perseguido a Billy el Niño. Había compartido sus secretos de infancia con Pranpriya, y Pranpriya nunca los había contado. Pranpriya había llorado con ella cuando se cayó y se rompió el brazo y festejó con ella cuando consiguió una bicicleta nueva.

Los recuerdos le producían una sonrisa dulce y amarga. La vida había sido tan feliz por aquel entonces, tan sencilla.

La única sombra en su pequeño mundo había sido que su mamá y su papá, normalmente permisivos y relajados en su crianza, desaprobaban severa y sorprendentemente a su amiga imaginaria. Y ella, normalmente una niña obediente y deseosa de complacer a sus padres, se había aferrado con firmeza y se había negado a renunciar a Pranpriya. La había llevado a la escuela, había insistido en que Pranpriya también quería aprender a leer y escribir.

Pranpriya formaba parte de su vida, era tan importante para ella que los otros niños la habían aceptado como compañera.

Frunció el ceño y miró la habitación. ¿Cuándo había renunciado a su imaginación? ¿Cuándo había dejado de formar parte de su vida y por qué había bloqueado el recuerdo hasta ahora?

¿Había sucedido gradualmente como parte de su crecimiento, o se habían impuesto finalmente sus padres? De algún modo, le parecía importante recordarlo.

Recordó las fiestas de Halloween, cuando improvisó un disfraz para Pranpriya porque sus padres se negaron a comprarle uno. En Navidad le había comprado regalos.

Pero entonces algo pasó. Las cosas habían cambiado.

A medida que crecía, los niños del colegio empezaron a reírse de Pranpriya. Y ella finalmente dejó de hablar de Pranpriya, pero no de jugar con ella.

Hasta que los juegos de su infancia se detuvieron. Hasta que creció. Hasta que se enamoró de Ennik Somi.

Volvió a levantar la tarjeta de Jeon Somi. Las letras flotaban ante sus ojos.

Ennik Somi, Jeon Somi.

Una chica con la que había ido a la escuela.

Tenía trece años y estaba totalmente fascinada por los cuerpos cambiantes de las chicas con las que había jugado al béisbol... especialmente el de Somi, cuyo cambio parecía ser el más rápido. Cuando llegó a la escuela con su largo pelo castaño claro teñido de rubio, supo que estaba enamorada. Se veían en el cine, se tomaron de la mano en la asamblea, se besaron a escondidas en la fiesta de cumpleaños de un amigo.

Pranpriya seguía siendo su mejor amiga, aunque aprendió a abstenerse de hablar de su amistad. Pero había confiado en Somi, quería compartirlo todo con ella. Se lo contó.

Entre las sombras  - JENLISA ┃ G!PWhere stories live. Discover now