Lisa Manoban teme convertirse en una Jekyll y Hyde de los tiempos modernos.
Lisa sueña con detalles gráficos en los que asfixia a una mujer hasta la muerte. Al día siguiente, se entera de que esa mujer ha sido víctima de un brutal asesinato.
Por su...
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JENNIE KIM
Me eché hacia atrás como si Lisa me hubiera dado un puñetazo. ¡Lo encontramos! El momento en que las personalidades se separaron.
Miré a Dongsun. Incluso como el profesional consumado que yo sabía que era, su expresión era triste, dolido por la niña pequeña y la mujer adulta que habían sido incapaces de soportar el dolor de ver morir a sus padres.
─¿Qué es lo que está haciendo Pranpriya?
─Durmiendo. Le duele. Oh, Pranpriya está sufriendo mucho. ─ Lisa se retorció en la silla de gran tamaño como si el dolor fuera suyo. Y, por supuesto, lo era.
─Si Pranpriya está durmiendo, ¿cómo sabes que le duele?
─Siento cuando le duele a Pranpriya.
─Y ella lo siente cuando a ti te duele. ─ Hice la angustiosa evaluación, esperé una respuesta y, cuando no llegó ninguna, me di cuenta de que no había hecho una pregunta. ─¿Pranpriya también siente cuando te duele?─ Sabía la respuesta antes de que llegara.
─Sí.
─¿Puedo hablar con Pranpriya?
─No.
─¿Por qué no?
─Está durmiendo. ─ Lisa se removió en el sillón, empujando unas ataduras imaginarias, cada vez más alterada. Esto, pensé, era sin duda el origen de su claustrofobia. Atrapada en una sillita de bebé dentro de un auto destrozado mientras sus padres morían ante sus ojos.
Era suficiente por hoy. ─Bien, Lisa, vamos a avanzar en el tiempo. Ya tienes cuatro años. Cinco. Diez. Veinte. Treinta. Todo el trayecto hasta el presente.
Lisa parecía envejecer ante sus ojos, su mandíbula volvía a estar firme, líneas de tensión aparecían alrededor de sus ojos. Sabía que era una ilusión óptica... la luz tenue, el cambio de postura corporal y de expresión facial, su propia percepción... pero era desconcertante. Toda la situación era desconcertante.
─¿Cuántos años tienes ahora, Lisa?
─Treinta y cuatro. ─ Su voz también se había normalizado.
─¿Dónde estás?
─En tu oficina.
─¿Puedo hablar con Pranpriya?
Lisa frunció el ceño como si estuviera concentrada o confundida. ─Pranpriya no está aquí. ─
Miré a Dongsun y me encogí de hombros.
─Déjame intentarlo, ─ susurró.
─Lisa, Dongsun Lee quiere hablar contigo ahora. ¿Quieres hablar con Dongsun?
─Sí.
Me senté y observé mientras Dongsun trataba de llegar al mismo terreno que yo había abordado en la sesión anterior... y con la misma falta de resultados. No tuvo más éxito que ella en contactar con Pranpriya.
