Capítulo XVII

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LISA MANOBAN

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LISA MANOBAN

Me incorporé de golpe en la cama, con el corazón golpeándome las costillas. Dios mío, ¡otra vez no! ¿Cómo podía soñar cosas tan horribles? ¿Cómo podía un rincón de mi mente albergar pensamientos y emociones tan completamente opuestas a lo que realmente sentía?

Con dedos temblorosos cogí mi reloj y miré su esfera luminosa. Casi las tres de la madrugada. No podía llamar a Jennie a estas horas sólo para oír su voz, para saber que estaba a salvo.

La vez anterior, cuando había soñado con matarla, Jennie se encontraba bien.

Pero cuando había soñado que estaba en su puerta, en realidad había estado allí.

No, yo no había estado allí. Pranpriya sí. De ninguna manera podía asociar a esa asquerosa criatura con ella.

Salió a tropezones de la cama y entró en el cuarto de baño para echarse agua fría en la cara transpirada. Tenía que calmarse, pensar racionalmente.

Me miré, tenía su sujetador deportivo, calzoncillos negros y no los pantalones caqui y la camiseta de algodón que llevaba en el sueño. Sólo era un sueño. Sólo eso. Una pesadilla loca e inexplicable.

La última parte -la parte en la que Pranpriya había entrado en casa de Jennie- había sido borrosa y poco nítida, como lo habían sido los primeros sueños en los que mataba a Sunmi. Un sueño sobre otro sueño.

Encendí la potente luz del techo y miré mi reflejo en el espejo del baño, buscando en mis ojos alguna señal de que pudiera haber estado fantaseando con ver morir a Jennie, en mis dedos para ver si mostraban la huella de su garganta, de sus pechos. Se dio la vuelta, asqueada, y se inclinó sobre la taza del váter, teniendo arcadas.

No era posible. Ninguna parte de ella podía sentir esas cosas depravadas que Pranpriya había sentido en su sueño. No había parte de ella que quisiera a Jennie muerta.

Volví tambaleando a la oscuridad de mi dormitorio y me desplomé sobre la cama, con la mano buscando el teléfono. Tenía que saberlo. Tenía que estar segura de que estaba a salvo.

El timbre que sonó en su oído, indicando que el teléfono estaba sonando, fue áspero y discordante. Al segundo timbrazo, el corazón se le aceleró, el sudor volvió a cubrirle la frente y el labio superior, la mano le temblaba tanto que apenas podía sostener el teléfono.

─Contesta, Jennie, ─ murmuré en la oscuridad.

Al tercer timbrazo, oyó que alguien descolgaba. Contuvo el aliento, aterrada de que sólo le llegara una grabación de su voz, de no saber si estaba a salvo.

─¿Hola?─ La voz somnolienta de Jennie sonó en la línea.

Soltó un largo suspiro de alivio.

─¿Hola?─ volvió a decir. ─¿Quién es..?

Entre las sombras  - JENLISA ┃ G!PWhere stories live. Discover now