Capítulo XXXII

716 138 27
                                    

LISA MANOBAN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LISA MANOBAN

No quería moverme, alterar esta fantasía hecha realidad de tener a Jennie entre mis brazos, pero sentí la ligera tensión en los músculos de su espalda y supe lo que debía estar pensando. No es que la culpara. De hecho, me culpaba a mí misma por perder el control y ponerla en esta situación.

─Jennie, ─ le susurré en el pelo, mi aliento moviendo las hebras sedosas, llevando el aroma a aire limpio a mis fosas nasales. Dios, esto era difícil. Quería abrazarla toda la noche, hacerle el amor de nuevo, despertarme a su lado por la mañana. ─Será mejor que nos levantemos.

Ella asintió, y se levantó, llevándome con ella.

Me giré para que no viera mi culpabilidad, para que no viera la duda y el miedo que seguramente habían sustituido al deseo en mis ojos, recogí la ropa que había dispersa y empecé a vestirme.

¡Maldita sea! pensé, hundiéndome en el sofá y poniéndome los calcetines. Así no debían ser las cosas después de hacer el amor. Las dos deberíamos estar tumbadas juntas en la cama de arriba, abrazadas, dormidas, susurrando, contando las pecas del cuerpo de la otra. ¡Maldita sea Pranpriya y maldita sea mi propia mente por albergar semejante monstruo!

─No deberíamos haber hecho eso, ─ dije bruscamente cuando Jennie se sentó a mi lado. ─Es demasiado peligroso. ─ Por el rabillo del ojo, distinguí que se había vuelto a vestir. Kuma saltó al sofá y se acurrucó junto a ella.

─ ¿No deberíamos? ─ Me preguntó. Su voz era suave, afectuosa, pero estaba ligeramente teñida de miedo.

Ese miedo me atravesó como un cuchillo, afilado y doloroso, extrayendo su sangre vital. ─Sabes que no deberíamos haberlo hecho. No podemos permitir que vuelva a ocurrir. No hasta que... hasta que sea seguro. Hasta que Pranpriya se haya ido. ─ Si Pranpriya alguna vez desaparece.

Por un momento me pregunté si estaba siendo honesta conmigo misma. Nunca había sido de las que se quedaban, de las que pasaban la noche con su amante y al día siguiente se despertaban con un acogedor desayuno. ¿Es eso lo que estaba pasando ahora?

No importaba, supuse. Pranpriya era un peligro muy real. Tenía que marcharme.

─Cuéntame qué pasó, ─ dije, obligándome a mirarla, a hacer la pregunta cuya respuesta no quería oír. ─ ¿Qué te hizo... qué te hice yo que te ha hecho llorar?

─ ¿No recuerdas nada?

Negué con la cabeza. ─La verdad es que no. Cuando salí de aquí, no fui directamente a casa. Conduje un rato en una especie de niebla, supongo. ─ Una niebla de deseo no saciado, de frustración conmigo misma por no ser capaz de manejar la situación. ─Entonces, de repente, me sentí conectado a Pranpriya. Podía sentir su odio hacia ti. Por un instante fue como si estuviera en la habitación contigo y con ella. Yo no quería estar allí, me alejé de ella, y luego me encontraba sentada en el auto en una señal de alto. Di la vuelta y conduje hasta aquí tan rápido como pude. Cuéntame qué pasó.

Entre las sombras  - JENLISA ┃ G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora