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—¿Enserio van todos? —por el espejo retrovisor veo a Juani, Valen, Fran y Blas apretujados en los asientos de atrás.

Matías estaba cumpliendo su palabra de llevarme a un museo, solo que me estaba enterando que él y los chicos venían en combo. Donde iba uno, iban todos.

—Claro, nena, si amamos los museos —Blas se quita el brazo de Valen del hombro.

Obviamente estaba mintiendo, si no tenían cara de haber pisado un museo en su vida. Pero de todos modos amaba la compañía.

—Oigan... —Juani susurra, como si fuera a decir algo confidencial—. ¿Por qué no va Enzo?

—Porque no entra, ¿O lo vas a cargar tú? —Fran pone los ojos en blanco al responder.

Había estado de mal humor todo él día. No aguantaba las bromas de nadie y parecía que el espíritu irónico de Enzo se había apoderado de él. Que difícil es entender a los hombres y sus cambios de humor.

—Que lo cargue Malena —no puede esconder la sonrisa burlona cuando Matías lo aniquila por el retrovisor—. No hablo de eso —su tono cambia a uno serio—. Creo que ahora si está soltero, lo escuché ayer.

Todos se quedaron mudos. No sabría explicar el silencio de ellos por que cada uno me sonaba diferente, algunos gritaban "por fin", otros "una lastima" y yo solo estaba callada porque hace menos de una semana que lo había conocido. No sabía nada.

—Y bueno, su tiempo necesitará para superarlo —Matías retoma la conversación.

—¿Superar que? Una loca era esa mina —¿Juani era siempre tan honesto? Ojalá yo manejara esa sinceridad.

Matías estacionó en un edificio de dos plantas. Se veía antiguo y por alguna razón me imaginé que olería a café. La entrada estaba custodiada por tres guardias que revisaban los pases de la gente que iba entrando, ¿teníamos pases nosotros? Ni siquiera se porqué estoy preocupada, Matías siempre tiene la solución.

Si, él ya había comprado los pases.

—Huele a café —murmura Valen—. Se ve como la casa de mi tatarabuela esto.

Alguien le responde pero no tengo tiempo de oírlo. Mis pies automáticamente me introducen en el ambiente acogedor. Los chicos caminan detrás de mi mientras yo solo estoy sumergida en admirar los cuadros de artistas que ahora me son desconocidos. ¿Cuántos años tendrán estos cuadros? ¿Sus dueños vivirán aún? Me pregunto cuantos de ellos ya están muertos, cuantos reencarnaron y están caminando por aquí, disfrutando su propio arte sin saber que fueron ellos quienes les dieron vida. ¿Podré algún día ser como ellos? ¿Podrá mi propio arte deslumbrar a alguien como lo hace conmigo?

En mi travesía, me encuentro hipnotizada con el encanto de un díptico. En la parte que puedo divisar, se figura una mujer envuelta en lagrimas, con solo un retazo de tela cubriendo su abdomen. Sus ojos reflejan dolor y el vacío de sus manos se refleja en las mías, puedo sentir en primera persona el anhelo y la penuria causado por aquello que ahora le es faltante.

Mi ojos maquinales se desvían por el degado hilo rojo que une a los dos lienzos, llegando así al segundo. Un hombre lacerado siendo arrastrado por su propia culpa. Su rostro apenado guarda la aflicción de una crueldad sin cura: esperanzas rotas. Porque muy pocas veces en la vida nos recuperamos de la agonía de una esperanza rota. Su cuerpo está escondido por el mismo suelo, sus manos apuntan a su amada. Deseando tomarla, pero topándose en el camino con la despiadada realidad.

El fondo, casi invisible pero a la vez protagonista, revela una separación más grande. Dos masas dividas a la mitad, buscando a través de caos volver a ser un solo conjunto. Terceras personas separadas, aún si ser parte de nada, pero a la vez siendo todo.

Estaba tan envuelta en la sensibilidad de aquel sentir, que no noté al hombre observando la parte lejana a mi.

Sus ojos inmersos en el lienzo, y por un instante, un breve instante, pude ver su alma sumergiéndose en la brutalidad de aquella separación. Como si ya la hubiera sentido, o como si estuviera a punto de hacerlo.

Enzo. Enzo estaba ahí. 

Sus ojos me buscaron y espontáneamente los míos los correspondieron. Todo lo demás desapareció, con excepción del arte que, de forma súbita, ambos observábamos.

Entonces lo sentí, sentí el embeleso de convertirse en un díptico, y ser dos lienzos que cuentan una historia más grande que la suma de sus partes.

Entonces lo sentí, sentí el embeleso de convertirse en un díptico, y ser dos lienzos que cuentan una historia más grande que la suma de sus partes

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🎀 Capitulo corto pero mucho más grande lo que parece, buenas noches amores 🎀

Tik tok: @just_attenea (subo cosas del fic allá)

No se olviden de dar estrellita :p

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄWhere stories live. Discover now