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Se denomina como Philia al amor que existe entre amigos

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Se denomina como Philia al amor que existe entre amigos

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—¿Es joda? —Matías, Juani y Blas están frente a mi.

—No lo es, déjenme en paz.

Quiero huir a la cocina o de una vez a mi casa porque se lo que se viene y tengo muchísimas ganas de evitarlo, pero no me la iban a poner tan fácil.

—¿Vos nos estás diciendo que te importan una pija los tres años de trabajo de tus amigos? —el tono dramático de Juani hace que todo suene mucho más dramático de lo que realmente es.

—No dije eso —lo apunto con el dedo—, sos tremendo dramático.

Aunque el ambiente está lleno de la gracia de una discusión medianamente absurda, la seriedad que ofrecen mis palabras está ahí, quieta y silenciosa. Pero eso no quita el hecho de que esté ahí.

—No la viste en Venecia porque dijiste que la vería acá como una «mortal» más —Blas rompe el silencio.

Tres contra una, es una batalla perdida esto.

—Dije eso porque no quería ir a Venecia.

—Malena, es el proyecto más grande de mi vida, ¿y vos no lo vas a ver? —la desesperación de Matías hace que replantee mis ideas.

No quería ver La Sociedad de la Nieve. Conocía la historia de los sobrevivientes de los Andes y ver esa película sería correr y abrazar a mil traumas más. Traumas de los que no me iba a recuperar jamás.

—Leni tenés que verla —una sonrisa se me escapa al escuchar a Juani decirme Leni.

 Me giro a Blas y espero tenerlo de mi lado por una vez, pero no es así—. Dale, nena, te tapamos los ojos media película si querés.

La ansiedad se apoderaba de mi futura decisión, como si estuviera parada en el filo de un resolución trascendental, incapaz de discernirlo con claridad. Mi deseo de aceptación, las ganas de querer compartir tiempo con ellos y la aversión al arrepentimiento colisionaban, transformando la elección en un laberinto emocional del cual ansiaba salir. 

—Escúchenme una cosita, trío de boludos —me paso las manos por la cara—. Si yo veo esa película, no me vuelvo a subir a un avión nunca y me muero acá en Madrid.

Los tres responden al unísono—: Corremos el riesgo.

—Lo mismo dijiste de Apache y al final no estuvo tan mal.

El corazón se me hace  chiquito al recordar Apache. Al recordar a Danilo. Ver esa película fue la peor decisión que tomé en mi vida, las escenas de Tevez y Danilo, su futuro, el cumpleaños, el pastel... Basta. Apache es mi imperio romano.

—¿No estuvo tan mal? —digo como reclamo— Cerrá el orto, Mati.

Pone los ojos en blanco y estoy a punto de decretar mi victoria, pero entonces Juani y Blas se acercan a mi, uno se sienta a mi izquierda y el otro a mi derecha.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄWhere stories live. Discover now