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This is the last time

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This is the last time...

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ᴱⁿᶻᵒ'ˢ ᴾᵉʳˢᵖᵉᶜᵗⁱᵛᵉ

La nostalgia, ahora más abrasiva que nunca, se posaba como protagonista de una historia en la que nadie la había solicitado. Las calles parecían tan solitarias hoy, incluso cuando habían miles de personas caminado por delante, detrás y al rededor de nosotros. 

Finalmente hoy era el día. Veintisiete de diciembre. Hoy la distancia se volvería mi peor enemiga.

—Cerrá el orto, Blas —si, las groserías de Juani también son parte de esa nostalgia—. Ya no tenemos tiempo de ir y volver.

—Son las seis recién —acusa Matías—. Tienen a las doce el vuelo.

—Se tiene que estar tres horas antes, ¿sos boludo de nacimiento o te perfeccionaste con el tiempo?

Sus risas resuenan pero la mía aún yace escondida en algún lugar.

—¿Por qué te vas vos también si vas a volver en dos días? —Valen pregunta eso que todos queríamos saber.

El silencio de Juani es un lapso que me hace sobre pensar absolutamente todo. Por ese instaste me volví un maniático que se esperaba la peor escena de una traición. Como si estuviera en el 2022 nuevamente y aunque por minutos me cuesta, finalmente entiendo que ya no lo estoy.

Tras un suspiro, él habla—: Leni le tiene miedo a los aviones, no la voy a dejar sola.

—¿Y por qué no la acompaña Enzo?

—Porque yo soy un buen amigo, Valentino, no como vos que apareces cada tres meses.

De nuevo las risas nos inundan, ahora también a mi, tal vez en busca de esa esperanza que esperaba no perder.

Unos cuantos pasos más llevan a que mi campo visual caigo bajo el control de ese escenario que conocía a la perfección. De ese lugar que fue el refugio de mi mujer cuando yo no podía serlo: la cafetería que le enseñó a pelearse la vida, y también a soportar el café.

Los chicos se paran frente a mi como si temieran dejar esto en mis manos—. ¿Sabés lo que debes hacer?

Niego.

—No la cagues, así de simple.

Difícil esa.

Como si fueran soldados, se dan la vuelta al unísono y se marchan por el mismo camino por el que llegamos. Si, así de raros eran.

Un pellizco en el pecho me hizo sentir que algo estaba fuera de lo común, pero se lo atribuí a los nervios y seguí mi camino hacía la entrada. Al poner un pie adentro, supe que no eran los nervios, era el maldito sexto sentido.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora