𝐸𝒮 | Malena Recalt. Si, la hermana de Matías Recalt, nunca creyó que una visita a su hermano podria convertirse en el detonante de todas esas emociones que no sintió en dieciocho año, o al menos no con tanta intensidad.
Lo que no contaba era tener...
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"Siempre tuve ese presentimiento de que moriría joven..."
"Decía que los guardaría para que cuando muriera, la recordarán por esos retratos..."
"Ahora estoy viva y no se hasta cuando lo esté..."
"Juro que no voy a desaparecer..."
"Pronto solo serán recuerdos que no me pertenecen..."
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ᴱⁿᶻᵒ'ˢ ᴾᵉʳˢᵖᵉʳᶜᵗⁱᵛᵉ
La oscuridad se posaba sobre nosotros y aunque brillaban mil luces artificiales, la única que de verdad iluminaba, era la gran luna llena del veintisiete de diciembre.
Mis ojos, ansiosos por la espera se desvían en cualquier dirección. Por suerte o desgracia caen en las manos de Matías.
—¿Ese es el anillo de Malena? —pregunto.
Aunque intenta esconderlo, es tarde. Sabía que ese era el anillo que yo le había dado, nuestro anillo de promesa. El que precedía al anillo que le daría hoy.
—Sos re chusma —pone los ojos en blanco y no le queda más opción que dármelo—. Las piedritas se le están cayendo, lo llevé a arreglar ayer, pero sigue igual.
—¿Ella te lo dio?—Sí, estuvo ocupada con algo de un cuadro y no tuvo tiempo.
Matías pone el anillo en mis manos y una ligera sensación de incomodidad me aborda al verlo tan vacío, lo examino por completo y cuando diviso que solo le queda una piedrita pegada, me dan ganas de tirarlo lejos y no volver a verlo nunca más.
—Toma —intento regresárselo, pero él se niega.
—Tenélo tú, así cuando lo vea te hace mierda a vos —me río y no insisto.
Ojalá me haga mierda a besos.
Posiciono mi dedo meñique y coloco el anillo con algo de esfuerzo, aunque es mi dedo más chiquito, siento la ligera presión por el diminuto tamaño del aro en él. Male tenía las manos más preciosas del mundo entero, como si fuera una muñequita de porcelana que podría romperse en cualquier momento.
Pero yo nunca dejaría que se rompiera. Me haría pedazos por evitarlo.
—¿Llamás a la nena? —la voz de Valentino roba mi atención.
Blas habla también—: Ya tardó mucho.
Matías y yo intercambiamos miradas y con este simple acto nos ponemos de acuerdo en que seré yo quien lo haga. ¿Cómo? No tengo idea, solo lo sé y él lo sabe.
Saco mi teléfono y busco su contacto. Es el primero. Ella siempre fue lo primero. Llamo y empieza a sonar.
