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ᴱⁿᶻᵒ'ˢ ᴾᵉʳˢᵖᵉᶜᵗⁱᵛᵉ

—¿Estuvo pesado el día?

Las calles de la ciudad nos recibían como si hubieran estado esperando este momento toda su existencia. Las luces brillaban intensamente, los autos avanzaban con tranquilidad y por ende, en completo silencio. No había nada que alterara la calma de ese momento, solo los latidos exagerados de mi corazón. ¿Qué podía hacer? Mi control se desvanecía cuando Malena estaba cerca de mi. 

—Demasiado —respondió aferrándose a mi brazo. Era algo que siempre hacía—. Pero cada vez me molesta menos el olor a café.

Sonaba como una soñadora a la que jamás podrían despertar de sus sueños. Y al final era eso lo que era, porque incluso en cambios repentinos como el que ella había pasado, seguía buscando lo positivo que eso le había dejado.

Pero, ¿Qué era lo positivo de esto?

—Tal vez llegue a gustarte en algún momento —ella niega de inmediato.

—Cuando a ti te guste el mate, a mi me gustará el café.

Me río y sin pensarlo mucho, la acerco a mi y le planto un beso en la boca. Ese simple acto me desestabiliza, aunque haya sido yo él que decidiera llevarlo a cabo. ¿Se podía amar tanto alguien? ¿O yo era un enfermo que no hacía más que amar a Malena?

—¿Y eso por qué fue? —pregunta con una sonrisa.

—Porque estoy enamorado de vos, nena, ¿por qué más va a ser?

Sus mejillas se ruborizan y yo me río abiertamente de su reacción. ¿Cuántas veces la había besado ya? ¿Por qué seguía teniendo la misma reacción todas esas veces?

Seguimos caminando sin rumbo alguno, solo recorriendo las calles y deteniéndonos de vez en cuando a observar puntos en especifico, podía ser un árbol, un espejo, rayas sin sentido es una pares. Siempre nos deteníamos porque ella necesitaba guardar fotos de todo. Decía que las guardaría para que cuando muriera, la pudieran recordar por esos retratos que aunque eran tomados por una cámara, lo que realmente los captaba eran sus ojos.

La cuarta noche de abril era cálida, incluso algo calurosa. Pero lo que la abordaba era la melancolía de aquello que, en otras circunstancias, debería estar pasando justo hoy.

Malena debería estar tomando un vuelo a Francia, volando tras su sueño.

Como de costumbre, cuando desperté a su lado en la mañana la vi hablando por teléfono. Se veía agotada, incluso más agotada que todas las veces en las que terminaba su jornada de trabajo. ¿Qué podía desgastarla más que es eso? 

La respuesta era fácil: el recordatorio de su vuelo. La llamada que recibió fue por parte de la aerolínea con la que debía irse. El boleto, aunque había estado reservado desde inicios de año, apenas fue pagado hace cinco días, Matías pagó el vuelo hace cinco días, tal vez con la idea equivocada de que ella lo aceptaría.

Restablecer esa conexión entre Malena y Matías había sido complicado para todos. Juani, Valen, Fran, Blas y yo nos habíamos rendido. Aunque entendíamos la frustración de Matías, era mucho más complicado tratar de llevarle la contraria a Malena, ella se sentía incómoda con cualquier favor que alguien quisiera hacerle y se sentiría mucho más sofocada si solo le plantábamos a Matías en su casa.

No lo odiaba, si se llegara a entender eso. Todas las veces en las que la veía nuestra primera conversación era acerca del estado de Matías y lo mismo con él, lo primero que hacía era preguntar por Malena.

—¿Enzo?—entre el silencio, su voz me llama— ¿Puedo preguntarte algo?

 —Si.

Se queda pensativa por unos segundos, incluso puedo ver recelo en su expresión—. ¿Crees que Matías hablaba enserio? Ya sabes... sobre lo de cuando seas famoso y eso.

—¿Crees que dejaría de sentirme enamorado de vos en algún momento? —la detengo y sostengo su rostro entre mis manos— Si me perdí cuando me dejaste la camisa llena de lagrimas, aunque solo éramos desconocidos.

Me empuja con cuidado y ríe a carcajadas—. ¿Me seguirás recordando eso siempre?

—Si —asiento—. Es lo que les contaré a nuestros hijos cuando me pregunten como nos conocimos.

Silencio. Un silencio reconfortante que solo ella podía ofrecerme.

—¿Estás pensando en un futuro conmigo cuando solo somos amigos que se besan? —su expresión burlesca es poética. Pero caigo en cuenta que tiene razón.

—Es más que eso —aclaro—. Tu y yo somos un nosotros. Lo hemos sido siempre.

Me sonríe y se acerca con lentitud, como si los pasos le costaran mil años de ida y vuelta. Finalmente se para frente a mi y me abraza por la cintura, no sé si es porque le gusta o porque es hasta donde su falta de altura le permite llegar. Pero aún así amo sentir sus brazos tocándome.

—Qué bonita forma de decirme que me case contigo —siento la vibración de su risa en mi pecho. 

So this is love?

—No te pediría que te cases conmigo de una forma tan simple.

—Lo sé —me mira y no pueda evitar derretirme ante ella—. Si me confesaste tus sentimientos como lo haría un hombre escrito por una mujer.

Hay veces en las que no entiendo ni la mitad de las cosas que dice. Esta es una de ellas, pero aún así hago una nota mental para buscar el significado de todo aquello de lo que hablaba. Tal y como fueron los sonetos de Shakespeare, el arte del renacimiento, la simpleza de un mate, su eterno amor por cantantes inglesas de las que presumía, eran sus amigas y por eso describían su vida.

La verdad es que Malena vivía en la luna, o tal vez ella misma lo era.

Y yo era un simple selenófilo, destina a sentirme fascinado por su simple existencia.

🎀 Perdón por el cap corto y algo delulu, pero es lo mejor que puedo ofrecerles con el atontamiento post-hospital JAAJAAJ, las veo mañanaa 🎀

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No se olviden de darle estrellita :p

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𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora