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ᴱⁿᶻᵒ'ˢ ᴾᵉʳˢᵖᵉᶜᵗⁱᵛᵉ

Mentí.

La parte más difícil de ir a Venecia no era convencer a Malena, pues lo había logrado. Lo difícil era el vuelo, el avión, el miedo y la obstrucción que se interponía en mi corazón al verla llorar, no importaba la razón que fuera.

Estábamos a punto de aterrizar y mi corazón seguía latiendo con una mezcla de angustia y desesperación mientras me enfrentaba a la cruda realidad en la que no siempre puedes proteger a quienes más quieres de las sombras que acechan en sus pensamientos.

—Odio los aviones, odio los aviones, odio los aviones —oigo su voz y por instinto la envuelvo más en mis brazos.

Un recuerdo vuelve a mi envuelto de nostalgia. ¿Por qué? No lo sé, solo se que esto es tan parecido a algo que ya viví. Y lo mejor es saber que fue con ella.

—Solo abrázame, te voy a inundar de amor —dejo un ligero beso en su frente y sonrío al sentir como su cuerpo se relaja, solo un poco, pero lo hace.

—¿Aún vas a salvarme si el avión se cae?

—Siempre.

Tengo que alejarme de ella para que ambos nos abrochemos el cinturón de seguridad, pero me encargo de que sienta mi mano acompañarla en cada movimiento. Qué sepa que estoy con ella y que no me voy a mover de su lado hasta que pueda sentirse completamente segura.

Finalmente llegamos a Venecia y Malena sale corriendo del avión. ¿Era susto o emoción? Quizás un poco de ambos.

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—Si decís que me quede una vez más voy a tener que pagar una gran multa —termino de ponerme lo zapatos y me giro a Malena—. Pero lo va a valer por vos.

Ella se ríe desde la poca distancia de la cama. Estaba sepultada entre las sabanas y almohadas , disfrutando de la gran vista que nos ofrecía la altura de aquel hotel donde nos estábamos quedando.

—Para Enzito, si yo no dije nada —se burla—. Andáte rápido que no se cuantas veces te llamaron ya.

Me hago el herido y siento que estoy a punto de salir, pero en lugar de eso, doy media vuelta y me lanzo sobre la cama junto a mi futura-futura esposa. Ella emite un ligero grito antes de estallar en risas. Sus manos envuelven mi cuello y comienza a besarme de esa manera dulce que solo ella podía lograr. Nuestras narices chocan suavemente, y ambos reímos porque esto siempre sucede. Nunca estamos seguros de hacia qué lado ir, pero sí sabemos hacia dónde podemos llegar.

—¿Qué harás esta noche? —pregunto mientras le acomodo el cabello detrás de las orejas.

—Mmm... —finge que recuerda algo— Tengo una larga cita con esta cama.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄWhere stories live. Discover now