𝐸𝒮 | Malena Recalt. Si, la hermana de Matías Recalt, nunca creyó que una visita a su hermano podria convertirse en el detonante de todas esas emociones que no sintió en dieciocho año, o al menos no con tanta intensidad.
Lo que no contaba era tener...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚛︎ | ⚛︎
La tranquilidad de haber sido sincera me recibe en forma de ligeros rayos de luz entrando por mi ventana. No son violentos para mis ojos, solo destacan el brillo que emana mi alma a través de ellos.
Enzo y yo hablamos hasta alrededor de las cinco de la mañana, sobre absolutamente todo. Todas las veces que nos vimos sin saberlo. La más memorable siendo París, la más vergonzosa el avión y la primera Uruguay. Todas igual de importantes.
La felicidad bombeaba por mi cuerpo casi a la par de mi sangre, pero al mismo tiempo una pequeña voz martillaba mis adentros.
Iba a irme en menos de un mes. ¿Qué pasaría entonces?
La incertidumbre era, en momentos, muchísimo más grande que la excitación pos-sinceridad. ¿Algo sería diferente si la separación de un pasillo y dos puertas era sustituida por un avión y dos países? ¿Sería peor cuando él tuviera que volver a Uruguay?
Porque en mis planes no estaba salir de Francia.
Fue mi sueño toda la vida. Pero ahora mi realidad era Enzo. Éramos Enzo y yo, juntos. No quería tirar mi sueño a la mierda y tampoco quería cambiar la realidad en la que me encontraba.
—Todo es culpa del cagón de Juani por decir que era un k-drama —sujeto la almohada con todas mis fuerzas. Como si ella tuviera la culpa.
La puerta de mi cuarto se abre—. ¿Qué es mi culpa?
Juani está ahí parado con la cara de ofendido más graciosa que había visto en mi vida. Quiero reírme pero estoy asustada por la forma en la que siempre aparece cada que lo nombran. ¿Se cree Voldemort? ¿Por qué está en todos lados?
—Ni siquiera amanece Juani, ¿qué haces acá? —me pongo de pie y por un segundo se me mueve el mundo.
¿Esto pasa cuando no duermes?
—¿Cómo va a amanecer a las tres de la tarde, boluda? —se tira en la cama y abraza la almohada como si la hubiera extrañado.
Me voy al ventanal y jalo las cortinas. En efecto, amaneció hace tiempo ya—. ¿Viste a Matí afuera? —pregunto mientras busco las cosas para darme un baño.
—Me dijo Enzo que no llegó desde ayer.
Una sonrisa se dibuja en mi cara ante la mención de su nombre, pero la borro de inmediato al recordar que Juani está justo al lado mio. Y bueno, también se borra por que sé la razón de la ausencia de Matías.
—¿Malena está en Madrid? —pregunto antes de entrar al cuarto de baño.
Juani se queda confundido por unos segundos—. ¿Malena sos vos? —tarda un poco más pero lo capta—. ¡Ahh, la otra Malena! Si, llegó ayer.
No digo nada y entro sin más. No me agrada Malena, nunca me agradó Malena y nunca me va a agradar Malena. Menos para mi hermano.
