𝐸𝒮 | Malena Recalt. Si, la hermana de Matías Recalt, nunca creyó que una visita a su hermano podria convertirse en el detonante de todas esas emociones que no sintió en dieciocho año, o al menos no con tanta intensidad.
Lo que no contaba era tener...
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Cada aplauso y cada elogio, eran como melodías que me resonaba en el corazón, pero ninguno hacia que me sintiera completo.
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Las pinturas, las esculturas y los escritos frente a mi, inundaban mi insaciable corazón en todas la formas posibles, pero aún así no podía sentirme completa.
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No importaban los aplausos de todo el mundo si mi mundo no estaba conmigo.
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El arte frente a mi no tenía ningún sentido. No cuando la pieza maestra que me tenía cautivada, no estaba conmigo.
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El recuerdo de mi mismo siendo un cobarde me impedía respirar con tranquilidad. Como si todas las preocupaciones de mi vida se hubieran desatado en base a eso.
¿Debí hablar? ¿Debí admitir que estaba atemorizado por la lejanía que nos ataría en dos extremos silenciosos?
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El escenario en el que solo aceptaba un rechazo por respuesta, me estaba persiguiendo desde las sombras. Desde esa oscuridad que me obligaba a atravesar las noches con una lámpara por el temor.
¿Debí insistir? ¿Debí decirle que ni aunque estuviéramos en dos extremos contrarios iba a ser notoria la lejanía?
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El camino a casa era desgastante, pero no tanto como el hecho de llegar y ni siquiera sentir que era un hogar. Un hogar que pronto dejaría.
La premiere de la película fue hace tres días. Ese fue el cierre en Madrid. En unos días estaría tomando un vuelo a algún otro lugar, luego otro vuelo, y así por quien sabe cuantas veces más.
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Llegar a casa y ver como todo estaba metido en cajas era... nostálgico. Saber que iba a abandonar el hogar que me había protegido por tanto tiempo era triste. Pero no tanto como saber que me iría al opuesto de como llegué: sin emoción y con el corazón roto.
La premier de la película fue hace unos días. Ese fue uno de los últimos días de mis chicos en Madrid. Pronto estarían viajando por el mundo, triunfando como siempre debieron estarlo.
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No había visto a Malena desde esa noche. No podía volver a aparecer cuando ella ya estaba moviendo su vida a donde siempre tuvo que estar, lejos de mi y del drama que se le iría encima cuando la bomba de la fama explotara.
