𝐸𝒮 | Malena Recalt. Si, la hermana de Matías Recalt, nunca creyó que una visita a su hermano podria convertirse en el detonante de todas esas emociones que no sintió en dieciocho año, o al menos no con tanta intensidad.
Lo que no contaba era tener...
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—Le toca a... ¡Malena! —todos me apuntan con el dedo— ¿Qué podemos preguntarle a la nena?
Estábamos en casa y me sentía algo mareada. No se si me había sentado mal la comida o los nervios que me causó la cercanía con Enzo en el viaje de ida y vuelta. Hace media hora que a Blas y Juani se les ocurrió que no nos conocíamos lo suficiente, así que tocaba noche de chisme, como lo llamaron.
—¡Yo sé! —Valen alzó la mano como un nene de escuela.
—Dale Valen, los pibes confiamos en ti —Fran ya estaba más relajado. No entendía sus cambios de humor.
—Malena Recalt —dijo con voz misteriosa—... ¿Te has enamorado?
Silencio. Bueno, un silencio que solo estaba en mi cabeza. ¿Enamoramiento en que términos? Por supuesto que estaba enamorada. Me enamoré de aquel cuadro hoy, me enamoré del teatro de Montevideo el año pasado, me enamoré de la foto de Juani y de cada foto que había tomado en toda mi vida, me enamoré de cada canción de Taylor Swift y Lana del Rey. ¿Esa clase de amor? No, yo sabía que no se refería a ese amor.
—Si —respondí, precisa—. Si me he enamorado.
"¿De quién?" Preguntaron todos la vez, incluso Enzo que había actuado distante de su entorno desde que volvimos, se vio interesado.
—De un desconocido —si, era ridículo. Todos empezaron a hablar a la vez que casi no los entendía.
—¡Shh! —Juani lo calló a todos— Male nos va a hacer storytime, ¿Cierto?
Dudé, no era una gran historia pero era mi historia y amaba poder contarla. —Si —se hicieron bolita al rededor mio y me miraron con atención, como si les fuera a dar las cordenadas del área 51.
»... Fue cuando estuve en París, conociendo donde voy a estudiar. Había una exposición de arte y yo estaba ahí. Era un museo divido, yo estaba en el lado A y solo les podía ver los pies a los que estaban en el lado B. Había un cuadro en especifico que observé por horas, era la historia del sol y la luna, yo solo podía ver la luna de mi lado y durante todo el tiempo que estuve ahí, los mismos pies me acompañaron del otro, del lado del sol.
—¿Nena, te enamoraste de unos pies? —pregunta Valen, sorprendido—. Es como, rarito eso.
Todos se abrazaron con las risas y un rato después, Fran preguntó:
—Nunca voy a entender el arte, asi que no cuestiono eso —aclaró—. ¿Pero que fue exactamente lo que te enamoró?
