23

25.1K 2.7K 2K
                                    

⚛︎ | ⚛︎

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⚛︎ | ⚛︎

En un torbellino de emociones, la frustración se apoderó de mí como un fuego ardiente. Cada herida parece un recordatorio punzante de la traición, y la carga se vuelve insoportable. Sin embargo, en lo más profundo de ese dolor, surge una necesidad imperiosa de perdonar. Es un deseo de liberarme de las ataduras de amargura que amenazan con envolverme. Aunque el perdón parezca un camino espinoso y la idea de ceder resulte desconcertante, reconozco que es el único camino que parece mejorar. La dualidad entre la herida y la necesidad de perdonar crean una paradoja angustiosa, pero quizás en esa paradoja radique la clave para encontrar la paz que hace tanto había perdido.

Matías está frente a mi. Idéntico a la última vez que lo había visto, solo que con una descomunal sensación de que nunca volvería a ser el mismo. Habíamos estado aquí parados en silencio los último cinco minutos. Como si hubieran tantas cosas que decir y a la vez era absolutamente nada. 

—Matías —hablé yo.

Pero él lo hizo al mismo tiempo—. Malena

Nos reímos, no se por qué. Pero ahí estábamos, en medio de la calle riéndonos como dos boludos. Uno con el brazo roto y la otra en pijama.

—Dejáme hablar a mi —tras un suspiro, acepto—. No espero que me perdones ni que olvides lo hijo de puta que fui. Me encargo de darme cincuenta piñas diarias para recordármelo. Solo quiero que sepas que ninguno de tus sueños es insignificante para mi. Te amo a vos y a tu forma de llevar la vida y no vas a ser nada de lo que dije, vos te vas a comer el mundo Male, y yo voy a estar ahí para verlo.

Me quedo en silencio y reflexiono sobre la sinceridad que emana. Intento discernir si reconoce verdaderamente el impacto de sus palabras en mi vida. Mi corazón oscila entre la necesidad de aceptar la disculpa y la precaución ante la posibilidad de que las palabras no se traduzcan en acciones concretas. 

Mi confianza se torna frágil y aunque deseo creer en la pequeña pizca de redención, el escepticismo persiste. ¿Qué decisión es correcta si  perdonar implica sopesar la gravedad de su ofensa, la autenticidad de la disculpa y su disposición real para reparar eso que rompió?

Ni siquiera me importa pensarlo. La debilidad de ese amor fraternal que él me ofrecía aparece y toma control de mi.

—Pedíme perdón ahora mismo —digo como una orden—, porque no creo que pueda aguantar un minuto más.

—Perdó—

No espero más, avanzo hacia él y le doy un abrazo. Aunque decido perdonarlo, mi acción lleva segundas intenciones que son cumplidas al escucharlo quejarse por el roce de su brazo herido.

—No sabés cuanto te odio —digo antes de alejarme de él.

—¿Qué? —pregunta confundido— Salí de acá, loca.

𝐄𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐥 𝐒𝐨𝐮𝐥𝐬 | ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄDonde viven las historias. Descúbrelo ahora