XI

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Alastor está de buen humor, se puede suponer por el pequeño baile que hace al caminar, su sonrisa más extendida de lo normal y por el tarareo que deja a su andar.
Pues claro, una nueva alma adquirida es para celebrarse, y más si es de alguien tan poderoso como lo era Husk.

No se encuentra muy lejos de los territorios del felino, al contrario, se encuentra entre el territorio de Vox, que está justo al lado, y el de Lucifer, que es casi al centro del anillo del orgullo.

Se pasea felizmente hasta que una cable frente suyo comienza a chisporrotear, alarmandolo.
Para mala suerte del chistoso que surgió de los cables, Alastor dirige un golpe hacia justo de donde sale, impactando contra su abdomen.

—¡Ay, animal! –grita adolorido el pecador.

—¿Vox? –exclama con sorpresa —. Ese truco es nuevo, ¿cuándo lo conseguiste?

Su amigo ríe un poco.

—Hace un par de horas, tan solo, después de una apuesta con tu amigo felino y que me otorgara una pequeña parte de sus ganancias. Quise aprovechar su momento de caída –vuelve a reír.

Vaya, Vox pensó lo mismo que él.
Claro, por algo son amigos, ambos tienen las mismas ideas egoístas, aunque, Alastor las lleva un poco más al extremo.

—Impresionante. Una movida inteligente de tu parte –halaga.

Se nota que el comentario causa una gran subida de ego en Vox, pues se endereza y hasta suelta un risa algo nerviosa.

—Oye, ¿vendrás a la reunión de la próxima semana?

—Creí que no era bienvenido –responde alegre.

—Tonterías –se burla un poco, acercándose a su amigo y colocándose a su lado —. ¿Crees eso después de derrocar a tantos demonios poderosos en tan poco tiempo? Te volviste popular, amigo mío. Eres la estrella del momento.

—Bien, en ese caso, ¿a qué hora es?

Vox se queda callado unos momentos, pensativo.

—En realidad, todavía no hay hora exacta. ¿Qué tal si paso por ti y nos vamos juntos? –pregunta entusiasmado, sin ningún tipo de intención secundaria, simple amistad.

Alastor se toma su tiempo para pensarlo.

Meh, no sería problema.

—Claro –responde sin dudas.

—¡Perfecto!

Vox da un aplauso, para luego irse alejando lentamente de Alastor.

—Sé dónde queda tu oficina. Nos vemos, Bambi.

El pecador ciervo suelta una risa. No alcanzó a ver la película de la que su amigo había sacado ese apodo, pero nunca le dieron ganas de contradecirlo, así que se quedó como un signo de aprecio entre ambos.

Vuelve a retomar su camino, tomándose el tiempo para llegar a su hogar. Sí, puede fácilmente aparecer en él, pero eran pocas las veces que podía salir con tanta libertad.

Su mirada se desvía a una pequeña tienda de recuerdos.

Mh, uno que otro no hará daño.

[...]

Lucifer todavía se encuentra en el departamento de su súbdito.

No es que hiciera algo especial, tan solo iba y venía del baño al sillón.

Si, vomitar es de lo peor.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now