XIX

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Es momento de la segunda parte menos favorita de Charlie de hacer una fiesta: preparar las decoraciones (por si se lo estaban preguntando, la primera es recoger).

Puso a cargo a Angel Dust y a Husk sobre la decoración, una decisión de la que espera no arrepentirse, Sir Pentious y Niffty preparan postres: galletas, pequeños pasteles, cosas por el estilo. Y con ayuda de Vaggie y Alastor, que son los que cocinan más decente en el hotel, se encuentra haciendo los platillos principales.

—Querida, los huevos deben abrirse aparte –señala Alastor el platillo.

—¿Por qué?

Vaggie pasa por detrás de mí Charlie y se coloca unos guantes mientras lo hace.

—Es por si alguno sale podrido, corazón, así no se daña toda la comida –dice mientras sigue su camino al otro extremo y saca con cuidado unas galletas que Niffty acaba de terminar de hornear.

—Oh, tiene sentido –Asiente lentamente.

La princesa toma otro plato hondo, en el cual, rompe el mismo huevo que iba a abrir antes y el terrible olor y color le hacen dar un par de pasos hacia atrás.

—Al parecer si estaba podrido –ríe Alastor. Él toma el plato y tira el huevo por la coladera de donde lavan los platos. — Tranquila, linda, solo rompe otro.

Vuelve a colocar el plato frente a ella y le extiende otro huevo. Toma el óvalo blanco comestible (así le gusta llamarlo ella) y lo estrella con delicadeza, tan solo para apenas romper la cáscara. Al ya no ser recibida por tan insoportable aroma, vacía con más confianza la clara y la yema.

Una vez que hace lo mismo con otros tres huevos se los pasa a su pareja, y después ella hace lo que sea que necesitara hacer para preparar la comida. Charlie no conoce mucho de cocina, ella solo hace lo que le dicen.

—Char –entra el primer huésped por la puerta de la cocina, caminando lentamente y con una mano en su estómago—, tengo hambre. Aliméntame.

—¡El desayuno! –Se golpea la frente— Perdóname, Angel, lo olvidé por completo.

Con un pulgar arriba, Angel sale de la cocina y vuelve a donde vino.

—Yo también tengo hambre. –Levanta la mano entusiasta la pecadora pelirroja. La pequeña salta del hombro de Sir Pentious para correr hacia Alastor y treparlo por la pierna hasta subir a su cabeza— ¿Qué hay para desayunar?

La joven princesa no sabe que responder, estaba tan ocupada por la visita de su padre por la tarde que olvidó por completo que necesitaban comer por la mañana.

¿Y ahora qué harían? ¿Qué comerían?

—Tranquila, dulzura –habla Alastor con voz calmada—. Charlie, por favor, querida, hazme un favor y saca la mezcla que está en el refrigerador, la que está en el contenedor rosado –señala el aparato.

Extrañada, Charlie va al refrigerador y saca exactamente lo que le piden. La mezcla es de un color anaranjada, o un poco más claro, un olor a naranja y luce algo espesa.

—¿Qué es, Alastor? –cierra el refrigerador y camina hasta al lado del pecador ciervo— Huele bien pero no entiendo lo que es.

Alastor se gira a verla con una sonrisa en el rostro.

—Son hot cakes, pero no una receta común: es la receta de mi madre.

La chica asiente lentamente en señal de comprensión.

Sin preguntar ninguna otra cosa más, Charlie se dirige a prepararlos como su padre le había enseñado, y es mucho más fácil porque en realidad todo el trabajo de la masa ya está hecho, solo falta cocinarlos.

Cuando ya están listos los primeros tres, Charlie se atreve a probar uno, deleitándose con el sabor.

—Eswo eswa muw bwenoo, Al –se tapa la boca con una mano para no escupir.

La princesa se encuentra sorprendida sin lugar a duda. Había probado diferentes tipos de recetas y preparaciones de hot cakes durante años, pero jamás había encontrado unos que superaran a los de su padre, y estos definitivamente lo hacen.

—Me alegro, querida.

Poco tarda Vaggie en llamar a los otros dos para que entren al comedor y desayunen. Tras haber confirmado apagar cada estufa y horno, el resto se les une, con la princesa del infierno cargando el desayuno.

—¡Genial! Muero de hambre –dice con entusiasmo la estrella porno.

—Cada uno alcanza a comerse cinco. Disfrútenlo, chicos –apoya la enorme pila de hot cakes sobre la mesa cubierta por un mantel blanco.

Ya reunidos todos, sentados alrededor de la mesa y comiendo con la libertad que desean le hace crecer una calidez de hogar en el corazón de Charlie.

El hotel, sus habitantes, su nueva rutina se ha vuelto muy importante para ella. Ama su presente, y su pudiera congelarlo en este preciso momento lo haría, porque se siente plena con todo lo que tiene, no desea más.

—Amor, ¿me pasas la miel, por favor? –le dice su novia con una sonrisa.

Más que complacida, Charlie le extiende el curioso bote en forma de patito que contiene la miel.

Oh, espera, si le falta algo, algo que le encantaría tener: a su padre. Le gustaría tener a su padre dentro de toda esta armoniosa escena, porque ese grupo de caóticos pecadores se volvieron su familia, y quiere que su padre sea parte de eso.

Claro, si no es mucho pedir.

—¿Quién hizo el café? –Angel mira su taza con una ceja levantada.

—Yo, ¿por qué? –responde Sir Pentious.

—Ah, para que ya no lo vuelvas a hacer. Te quedó cargado hasta los huevos.

—Si no te gusta mejor hazlo tú –lo señala con el tenedor.

—Peor que a ti no puede quedarme –se encoge de hombros.

Más que una verdadera discusión, es una charla amistosa, donde todos ríen por las respuestas cada vez más incoherentes de los dos pecadores.

Una alegre convivencia entre todos los del hotel y luego vuelven a trabajar en la decoración del hotel para la llegada de Lucifer.

Charlie se ofreció a lavar los platos de todos, pero por ahora solo observa cómo el jabón resbala lentamente por la esponja.

—¿Qué piensas, amor? –Se acerca Vaggie por detrás— Haz estado muy callada.

La princesa suelta un suspiro.

—Yo solo... –hace una pausa—, solo espero que mi papá de verdad se interese en el hotel, y... en mí, tal vez, solo un poco.

Las manos de su novia pasan por las caderas de la princesa y la envuelven en un abrazo, a pesar de seguir de espaldas.

—Todo va a salir bien, amor. Te tengo muchísima fe.

Con cuidado de no mojar las manos de Vaggie, Charlie apoya una de sus manos sobre las de ella, agradeciendo silenciosamente su apoyo.

Por supuesto que todo va a salir bien. Todo debe salir perfecto.

La calma antes de la tormenta *inserten risa de villano*

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La calma antes de la tormenta *inserten risa de villano*.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now