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Con las barrigas llenas y el corazón contento, todos los habitantes del Hotel Hazbin se movilizaron con eficacia, terminando casi una hora antes de lo que su padre había prometido llegar.

—¡Muy bien, chicos! –felicita la princesa— ¡Trabajo en equipo!

Su pecho se infla con orgullo al ver la improvisada pero tampoco tan mala decoración. Por lo menos lograron corregir los errores ortográficos de Angel antes de que fuera demasiado tarde. "Soy una celebridad, hermosas, no un diccionario" fue con lo que excusó cuando estuvo a punto de escribir un "vienvenido a kasa, papi".

Charlie mira hacia su reloj con las ansias desbordándose por cada poro de su cuerpo, bueno, es sudor, pero a ella le gusta decir que el sudor es emoción líquida que produce el cuerpo.

Aunque, a decir verdad, algo que la mantiene muy inquieta es la actitud alerta de su socio, quien parece mirar a todos lados, listo para correr si hace falta.

No tiene tiempo para acercarse a preguntar la razón de sus ansias, pues la puerta principal es tocada fuertemente, resonando en todo el hotel.

Todos detienen sus actividades y se giran para ver a la princesa, quien salta de alegría y corre a la puerta para abrirla, por supuesto, dándole un último chequeo general a su imagen para lucir decente.

Unos brazos rodean su cuello en cuanto abre la puerta, haciendo que se agache por lo baja que es la persona a que la abraza.

—¡Charlie! –resuena una voz algo chillona— ¡Estoy tan contento de verte!

La sorpresa del abrazo le hizo casi quedarse sin aliento.

—Igualmente, pa' –responde nerviosa.

Su padre la suelta tan rápido y como la abrazó, no disimulando sus ganas de ver el resto del hotel y siendo sorprendido por una enorme charola de galletas mal decoradas.

—Hola –saluda la pequeña Niffty—. ¿Quieres? –Una galleta resbala justo después de decir eso.

—No, gracias, linda –Trata de disimular su sorpresa tras una sonrisa forzada—. Pero se nota que están deliciosas.

La aterradora sonrisa que le da lo pequeña lo ponen alerta, como si sintiera que debe huir.

Da un par de pasos hacia atrás y sigue mirando a su alrededor.

—Oh, ah... está ... –Se muerde una uña—... está muy bonito, corazón. Tiene mucho carácter. –Su sonrisa desaparece rápidamente al encontrar el disparejo color que tiene lo que parece ser el bar del hotel—. ¡Carajo! ¡Qué horrible maldición del diablo es esa!

Charlie da un suspiro.

—Papá... –lo llama cansada—, ¿por qué no conocemos a el resto del personal? –Lo toma por los hombros y lo lleva hasta su novia. — Papá, déjame presentarte a mi novia, Vaggie.

—Mmhh. Increíble, hija –dice en un tono monótono—. Que gustos tan... eh... no tengo palabras. ¿Estás disfrazada o algo así? ¿Por qué tienes una equis en tu ojo?

La joven se pone nerviosa en cuanto lo dice.

—Ah, señor, no...

—No me importa –Coloca su mano frente al rostro de la chica—, cada quien lo que quiera usar, no me interesa en realidad.

Así de rápido vuelve a colocar su atención en su hija, sonriendo orgulloso.

—¿Me presentas a tus otros amigos? –comienza a caminar en dirección al siguiente pequeño grupo, dejando atrás a su hija y su impactada novia.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now