XIV

742 149 41
                                    

El reflejo en el espejo le devuelve la mirada lastimera que muestra, a pesar de todavía lucir una sonrisa.
Cubre con su ropa lo que puede de las marcas en su cuello.

Ya van un par de días, ¿por qué no desaparecen?

Lucifer no ha vuelto a dar la cara desde aquel día, y para él mejor, tampoco es que ver su desagradable rostro fuera lo que más quisiera en éste momento. Es más, si no vuelve a aparecer en un par de siglos, mucho mejor.

Suelta un suspiro y trata de que su expresión no se vea tan patética. No puede ir a la reunión de overlords luciendo cómo el carajo.

Todavía su mente lo atormenta con preguntas dolorosas.

¿Fue mi culpa que reaccionara así? Yo solo lo mantuve informado del caso.
Tal vez no debí soltarlo tan de golpe.
¿Qué va a pasar ahora? Supongo que...el trato sigue en pie.

Sacude la cabeza, sin querer pensar más en eso.

Debo recordar porqué hago ésto. Cuál es mi objetivo.
Quiero terminar mi trabajo. Quiero volver a casa. No tengo tiempo para tonterías sentimentales.

Hace un leve movimiento de hombros.

Trata de mostrar una expresión más feliz, y toma camino hacia su oficina, donde se supone que se encontraría con Vox.

Al llegar, nota que en realidad no hay nadie, ni siquiera el grupo de IMP's que también trabajan en ese demacrado edificio.

No le da importancia, sigue su camino, queriendo subir hasta su oficina, pero un grito lo hace detenerse.

- ¡Hey, Bambi! ¡Ya vámonos!

Alastor suelta un suspiro.

Se da la vuelta para dirigirse de vuelta a la entrada, encontrándose con su amigo ya afuera.

- No hay necesidad de gritar, viejo amigo -dice con calma, a pesar de que no se encuentra en su mejor modo.

El televisor le quita importancia a sus palabras con un movimiento de mano.

Se dirigen caminando hacia el lugar donde la reunión había sido acordada. En todo el camino ninguno de los dos dice nada, es más que sencillo percibir la tensión que hay entre ellos, aunque no sea totalmente culpa de Vox, más bien, Alastor no tiene ganas de lidiar con nadie.

Al llegar, la mayoría de los overlords ya está allí.

- ¿Alastor? - Una voz femenina es quien lo llama - ¡Alastor!

El mencionado reconoce a quien lo llama por tan solo su voz, y su sonrisa se amplia al tener a la mujer de frente.

- Rosie, querida.

Vox mira con molestia la escena entre ambos caníbales, mientras se aleja lentamente. En la jerarquía de amistades de Alastor, Rosie siempre es la primera.

La mujer abraza a Alastor fuertemente, con una gran sonrisa en su rostro.

- ¡Qué milagro verte aquí, querido! ¿Qué es lo que te trae? -dice cuando por fin se separa.

- Oh, pues, supuse que sería de mala educación no recibir a la overlord recién llegada -su semblante se nota más alegre de lo que llegó.

Rosie ríe suavemente, cubriendo su sonrisa con una mano.
Una dama con todas las letras.

- Siempre tan educado -enreda su brazo con el de el ciervo, guiándolo a el lugar justo junto a ella, el que siempre le guarda en caso de que decida ir a las reuniones.

Los últimos en llegar son Valentino y la nueva overlord, quien tiene unas coletas pelirrojas enormes, que le parecen algo exageradas a Alastor.

El pecador ciervo evita la mirada que Vox le dirige en cuanto se sienta, en busca de aprobación.

Carmilla, quién siempre organiza las reuniones de overlords, da la común bienvenida a todos, dando un saludo especial a Alastor por no verlo durante un buen tiempo, y presenta a la nueva.

- Velvette, ¿no es así?

- Estás en lo correcto, anciana ‐dice sin dejar de mirar a su celular.

Todos los demás se quedan sorprendidos ante la clara falta de respeto a la overlord de cabello blanco.

Vox hace una mueca y le susurra algo a Velvette. Sea lo que sea que haya dicho, hizo que la menor dejara el teléfono y pusiera más atención en la reunión.

Inmadura, además.

Alastor niega lentamente, viendo a Rosie, quien también niega. Ambos estando de acuerdo en que la actitud de la recién llegada era de lo peor.

La reunión fueron casi los mismos temas que había tratado en la última reunión a la que fue Alastor, es decir  lo las probable es que siempre hablaran de lo mismo.

Solo toma un par de horas que la reunión llegue a su fin.

Ambos overlords caníbales se quedan unos segundos conversando, e incluso, acordado una salida entre ellos en un par de días.

Cuando el pecador ciervo ya está de salida, su amigo con cabeza de televisión lo detiene.

- Hey, Alastor - dice con algo de nervios - ¿Qué tal... - es interrumpido.

- Ahórratelo, Vox - la rudeza de sus palabras hacen que el mencionado se sienta algo avergonzado.

- Hey, ¿por qué le hablas así al patético televisor? - irrumpe Velvette en la conversación.

Alastor mira a la chica de arriba hacia abajo, para luego negar entre risas, algo que hace a Velvette enojar.

- ¡Oye, tú, maldito venado! -lo apunta con un dedo y se acerca a él, con la intensión de hacerlo retroceder, cosa que tiene efecto contrario.

- Soy un ciervo.

- ¡Es lo mismo!

El amigo de Vox, Valentino, no puede evitar sentirse atraído a la escena al escuchar un par de gritos.

Genial. Una maravilla.

- Hey, ¡Alastor! Pero sí es mi estrella porno en potencia favorita - dice entre risas.

Que vulgar y cuánta falta de respeto.

- Bien, yo me retiro. Vox - le dirige una mirada a su amigo, donde se refleja su claro desagrado. La televisión sólo asiente, en señal de que sabe que cualquier trato que pudieran hacer llegó a su fin.

Cuando Alastor se da la vuelta, un rápido movimiento de Valentino lo toma por sorpresa. La polilla se coloca justo detrás de Alastor, con una mano sobre su trasero y la otra sobre su miembro, obviamente, por encima del pantalón.

Valentino está a punto de hablar, pero el asco de Alastor lo hace reaccionar compulsivamente, tomando su micrófono de radio con toda su fuerza, y se gira rápidamente para darle la cara.

Aprovecha la impresión de Valentino por el repentino movimiento para clavar su bastón en su espalda, abriendo una herida profunda, pero no mortal.

- Eres un ser repugnante. No te me vuelvas a acercar.

Saca su bastón de un tirón, provocando gritos de agonía de parte de Valentino.

Ese es su acto final, antes de salir con prisa del edificio, sintiendose asqueado, no solo del proxeneta, sino, también de sí mismo.

)(
【Sorpresa :D. Me siento inspirado.】
【Es probable que en la noche también haya otro capítulo, pero no les prometo nada.】
【Hasta luego, pecador. Anda con cuidado, en la sombrita, toma agua, come bien.】

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now