VII

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De repente, todas las piezas del rompecabezas comenzaron a caer en su lugar en la cabeza de Charlie: los insultos, el rencor, que lo tratara de culpar por la huida de un ángel. ¡Claro! ¡Todavía la guarda rencor!... Y ella es la hija de su ex mujer y el hombre con el que ella se fue...

Definitivamente la situación no está a su favor, pero eso no significa que todo esté perdido.

—Señor, Adán...Señor Adán

—Llámame: Don Vergas.

—Adán –dice cortante, totalmente resignada a llamarlo de esa manera—. Hay muchos temas que me gustaría tratar en esta reunión, además de arreglar temas de comunicación con el cielo. Quisiera poder establecer un canal de comunicación sólido con el cielo, donde el exterminio...

—¿Esa cosa? La tenemos bajo control –reduce su importancia con un movimiento de su mano—. Lute, ¿Cuántos de esos engendros exterminaste este año?

—¡Doscientas setenta y cinco, señor! –Su tono se asemeja a la de un cadete hablando con su superior.

—¡Eso es horrible! –grita alterada Charlie— ¡Es mi gente a la que están erradicando!

Adán suelta un sonido extraño, el cual Charlie quiere relacionar con un intento de lástima, aunque suena más a burla.

—Si, bueno, niña. No creas que no me importa, es solo que...no me importa –dice con toda seriedad—. Estos malditos están aquí por una razón: se les dio la oportunidad de estar del lado del cielo, de ganarse el descanso eterno, pero no. Ellos son los que deciden su futuro, enana, y son precisamente ellos los que la cagan. Matan, blasfeman, violan a personas inocentes –Charlie distingue dolor en las últimas palabras, pero son opacadas con la vuelta de ego repentina del hombre—. Mira, a fin de cuentas, siguen siendo mis hijos, pero ellos son los que se lo buscan, y no soy el tipo de padre que pondría las manos en el fuego por algo que tú cagaste y que te mereces. Eso no es cool.

La princesa se queda callada por unos segundos, procesando lo que el hombre acaba de decir. En todo el poco tiempo que llevaba allí no creyó que de verdad le importaran su descendencia, es decir, se ve tan... hijo de perra, pero no, al parecer a ese hijo de perra le importan al menos un poco los pecadores.

—Pero, hay pecadores que son injustamente juzgados.

—Pues para eso existen la confesión y penitencia. No sabes la cagada que se hizo en el cielo cuando sugerí eso.

La confusión inunda a Charlie.

—Espera, ¿eso fue sugerido por ti?

—Obviamente –gira los ojos con molestia—. Digo, todos se estaban yendo al puto infierno, literalmente. El marica de tu padre ya me había quitado a mis dos esposas, al menos debía salvar a mis hijos. Opciones ellos tuvieron, y muchas.

La pequeña nacida en el infierno razona la información lentamente.

Eso significaría que él es un buen padre, no el mejor, pero que se preocupa, y aunque él dice que no mucho, en realidad si lo hace. Es decir, ¡negoció con el cielo para que sus hijos tuvieran la oportunidad de ir al cielo, incluso si pecaban!

—Yo... lo siento, pero, sé que todavía se pueden salvar más pecadores. Ellos... –es interrumpida.

—Ups, casi no queda tiempo –algo de la conversación lo puso demasiado sensible, y no quiere conversar con nadie en ese estado—. Habla rápido.

Eso estaba haciendo. Si no me interrumpieras...

¡No es importante! ¡Poco tiempo, mucho que decir! Debe encontrar una solución a poder decir sus ideas, sugerencias y peticiones en poco tiempo, pero ¿cómo?

Él lo sabe todo - AppleRadioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora