XX

727 144 62
                                    

"LUCIFER"

La última plática que tuve con Alastor fue rara, pero más raro fue lo que pasó después.

Él de repente desapareció, sin dejar ni una pista de su paradero.
Su oficina se encuentra vacía, su departamento carece de cuidados y comienza a acumular polvo por su falta de presencia.

¿Dónde estás, mi cervatillo?
¿Acaso tú también te fuiste? ¿Tan odioso soy?

¿Qué trataste de decirme en nuestra última plática? ¿Qué voy a descubrir? ¿Qué me ocultas?
Lo que no querías que descubriera es tu repudio hacia mí, ¿no es así?
No te culpo, también me hubiera hartado de mí mismo.

No, ¡espera! No puede hacer esto. Tenemos un contrato, y el precio es demasiado alto como para que nada más desaparezca.

No sé que hacer. ¿Debería confiar en que va a volver? ¿Debería mandarlo a buscar por todo el infierno?, pero si no siento tu presencia en este infernal plano.

¿Hacia dónde te fuiste, querido?

—Nunca pensé verlo en un estado tan deplorable, majestad.

Levanto la mirada hacia la puerta principal de la oficina de Alastor, sin ganas, miro al pecador que se asoma con orgullo.

—Al final lo hizo –dice entre risas—. Lo abandonó, ¿no es así? ¿Cuánto tiempo lleva desaparecido?

Mi ceño se frunce y lo miro con dureza.

¿A qué se refiere?

—No tengo idea de lo que hablas, y aunque la tuviera, no te respondería.

—Sé dónde está él, majestad –dice con una sonrisa.

Imposible... ¿Cómo?

—¿Ah sí? –Me rio en su cara— ¿Y qué quieres que haga? ¿Te aplaudo o algo por el estilo?

A él no parece gustarle mi respuesta.

Actué mal, no sé. No debí mostrarme tan débil a un pecador cómo lo hice con Alastor, eso hizo que se volviera importante, y eso le dió el poder de hacerme daño, poder que utilizó a su voluntad.
No volveré a cometer ese error. Buscaré a mi esposa e hija solo. Y no volveré a mostrarme vulnerable con alguien.

—Estoy dispuesto a darle información del paradero de Alastor, majestad.

Mi mente se queda en blanco.

No debería..., debería decir que no. Debería alejar todo lo que tenga que ver con ese ciervo.

Pero, solo una vez más. Una última vez.

—¿Y qué quieres a cambio? ¿Poder? ¿Estatus?

La cara de televisión se acerca a mí, hasta estar del otro lado del escritorio, mirándome de manera desafiante.

—Quiero que se mantenga alejado, de mí y de mi negocio. Que no me pueda lastimar, no usted, de ninguna manera.

Creo que la confusión reflejada en mi rostro le parece divertida, porque vuelve a reír.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now