VIII

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Desilusionada, y enojada con si misma, Charlie emprende su camino al hotel.

Mirando a su alrededor, ve el caos que todos los pecadores hacen. Provocan incendios, se embriagan, drogan, mienten y otras cosas horribles que no quiere seguir enumerando.

Algo de duda entra en ella.

Si antes hubo gente que intentó lo mismo que ella, y fracasaron, ¿qué le asegura que ella no tiene el mismo destino? ¿Qué la hace diferente de ellos? ¿Los pecadores de verdad tendrán salvación? Si Adán no les tiene esperanza es su padre, entonces, nadie la juzgaría si abandona el proyecto justo hora.

A veces su vida se vuelve tan monótona y aburrida... Siempre es lo mismo: despertar, sonreír todo el día, tratar de hacer felices a todos, y cuando cae la noche no dormir por las dudas con las que le atormenta su propia cabeza.

¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿De verdad esto va a funcionar? ¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Y si me equivoco? ¿Y si fallo? ¡No, piensa positivo, Charlie! ¡Estás bien en la vida, nada te falta! ¡Eres feliz! ¡Muy feliz!...
Esto también pasará.

Es su frase motivadora para momentos deprimentes... y también para momentos felices. Los pequeños momentos de disfrute son los que la mantienen fuerte.

Pero esos momentos no ocurren seguido.

No lo admitiría frente a nadie, pero últimamente el peso de sus decisiones comenzaba a cansarla. ¿En qué momento la cagó tanto? Es decir: es una buena persona, en el sentido general, tiene buenas intenciones, no busca meterse con nadie.

¿Qué la hizo caer tan bajo en un sentido emocional?

Sonreír, una acción tan alegre y que solía salirle natural, ahora era se siente más una obligación.

Definitivamente no se encuentra bien.

Camina lentamente por todo el sendero al hotel, esperando nunca llegar y dar la desalentadora noticia de que ella provocó la ira del primer hombre y que por eso iban a adelantar el exterminio medio año.

Dioses, ahora que lo pienso es mucho peor.

Por fin, a pesar de sus vagos esfuerzos de intentar lo contrario, se encuentra frente a la puerta del hotel.

De repente un dolor en el pecho se hace presente. Sabe que al entrar allí volverá a su dolorosa rutina, sumándole que su sentir de culpa.

Que desgraciada es la rutina.

—¡¿Estás bien?! –Un grito en el interior resuena, y ella logra reconocer que se trata de su primer y único huésped, Angel Dust.

Antes de entrar toma una fuerte respiración, forzándose a si misma a volver a sonreír. Abre la puerta con fuerza, encontrándose con la singular escena de Angel fingiendo estar desmayado en los brazos de Husk (que pocos segundos después lo deja caer al suelo), su novia con el ceño fruncido viendo a Alastor y al mismo con una gran sonrisa, pero mirando con confusión a la araña.

—¿Están todos bien? –Charlie entra con preocupación, acercándose a todos los presentes.

—Si. Solo es Angel haciendo su drama eterno –responde Vaggie.

Algo en ella la hace suspirar, no precisamente de alivio, más bien de cansancio.

Sí, cansada es la palabra para definirla en este momento.

—¿Y? –pregunta Vaggie con expectación— ¿Cómo te fue? ¿Te escucharon?

Las palabras hacen que su cuerpo se vuelva más rígido que una escoba.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now