VI

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La única que parece emocionada por la reunión es Charlie, y es más que obvio. La idea no es atractiva para nadie más, siendo que a la mayoría los tiene con los cabellos de punta.

—¿Una reunión con el cielo? –dice preocupada la pareja de la princesa.

—¡Sí! –da un par de brincos con felicidad.

—Disculpa mi intromisión, querida, pero... –interrumpe Alastor— ... ¿Una reunión con quién, exactamente?

Aunque la pregunta toma por sorpresa a Charlie, ella todavía la responde con una gran sonrisa en su rostro.

—El líder del ejército ángel

¿¡Adán?!

Ese pensamiento no fue solo de Alastor, sino también de Vaggie.

El exterminio todavía sigue fresco, demasiado cómo para que solicite una reunión tan pronto. ¿Qué querría? ¿Por qué ahora? ¿Y por qué Lucifer envió a Charlie?

—¿No crees que es demasiado pronto para una reunión –no tarda en decir la ex ángel—. Es decir, el exterminio fue hace poco, ¿qué podría querer tan pronto? ¿Por qué querría reunirse contigo? Esto me da muy mala vibra, Char. Además... –la rubia tomando de sus manos, tratando de transmitir tranquilidad, son lo que la interrumpe.

Conoce esa expresión, y no le complace nada.

Sigue una canción.

Puedo hacerlo. Sé que puedo –da un par de pasos hacia atrás y señala la brillante ventana sobre ellos—. Haré del cielo un mejor lugar.

No es que no le gustara el gusto de su novia de repentinamente arrancarse a cantar, pero...ah, no, no le gusta. O, más bien, no es su estilo, pero cada quién cómo se exprese.

—Charlie, no, espera. –La bonita e ingenua idea de que puede hacer al cielo cambiar de opinión solo porque ella lo dice le hace gracia a Alastor.

Ojalá de verdad se pudiera.

No hay manera... de arruinarlo. –Se coloca mejor en el medio de la recepción del hotel. — Es mi gran oportunidad.

No le gusta arruinar el entusiasmo de Charlie, pero alguien debe de hacerla poner los pies en el infierno, que se dé cuenta de con que lidia en realidad, y si esa tiene que ser Vaggie, no dudará en hacerlo.

—Es solo una reunión.

Su comentario no parece ni siquiera hacerle cosquillas a la creciente esperanza de la princesa.

Quiero cambiar su corazón... O lo que haya en su interior.

Un núcleo. Uno muy frío, literalmente. A la mayoría, a las nuevas generaciones solo Dios sabrá con qué estén hechos.

—Esto está mal...

Anímate, Vaggie. –Aunque trata de disimularlo, para Alastor es más que claro que esa frase salió con más dolor del que Charlie quiso mostrar. —Será genial –sonríe ampliamente— Puedo ver que hoy va a ser un bello día infernal. –Comienza a dar vueltas con su novia, soltándola para salir corriendo hacia afuera del hotel.

—Okey, pero... no cantes enfrente de ellos –dice Vaggie cuando se puede recomponer de las fuertes vueltas.

Yo dudo que alcance a escucharte en este momento, querida.

Poco antes de que la chica alcanzara a reaccionar, todos se amontonaron en la puerta para poder ver el espectáculo que la princesa del infierno empieza a armar en cuanto sale disparada del hotel.

Él lo sabe todo - AppleRadioWhere stories live. Discover now